Ruto Neón se proclamaron ganadores de la 28ª edición del CreaMurcia Pop- Rock envueltos en neopsicodelia y hedonismo. El segundo premio fue para Old Coin, con su elaborada propuesta, que abarca desde los clásicos del rock hasta la música más contemporánea, y el tercer premio recayó en Pleyel, los más veteranos, centrados en el rock stadium. Los ganadores del primer premio recibirán 2.000 euros, mientras los segundos y terceros clasificados recibirán 1.000 y 500 euros, respectivamente.

El Creamurcia se propuso con determinación superar todos los obstáculos., pero no ha sido un camino de rosas. Lo último que se les vino encima fue la ciclogénesis Alex, una borrasca de lluvia, frío y viento, que casi da al traste con la final del concurso. Hay que felicitar a la Concejalía de Juventud por mantener el Creamurcia un año más (¡y van 28!) contra viento y marea, máxime en estos tiempos sombríos, porque no hay nada como la experiencia de la música en vivo. No hay sustituto para eso. Y ahora se aprecia, y se agradece, más aún.

Pleyel fueron los encargados de abrir, con la propuesta más mainstream con una suerte de 'Asi habló Zaratustra' particular a modo de intro. En su devenir, el grupo dirigido por Chechu, carismático frontman y brillante guitarrista, ha ido avanzando en la consolidación de un sonido que ha ganado en carácter. Rock combinado con pinceladas de jazz, metal, que tira de amplios desarrollos instrumentales en vivo con hábiles músicos mostrando pericia. De Rush a The Killers pasando por el Boss o Tom Petty, una paleta amplia de complejidad armónica y rítmica que Pleyel logran pasar por su batidora con éxito para regurgitar canciones notables, como "Flight to the Highest", que suena a himno y levantó el vuelo de su actuación.

Old Coin ofrecieron una actuación cohesionada logrando transportarnos a los apacibles paisajes de la campiña británica con ese sentimiento -y el sonido- que el rock de Canterbury creó, donde la estética sonora del jazz se funde con la energía del rock y los viajes de LSD: el rock progresivo.

Entre el folk y una austera psicodelia de cámara, como si estuvieran en los primeros 70, en los confusos límites del rock progresivo, intercalando partes melódicas y desarrollos instrumentales, Old Coin estructuraron su actuación como un continuo muy elaborado ("vamos a hacerlo bien", se les oyó decir en algún momento) , ajenos a modas, con inusitados experimentos vocales, armonías, escalas complicadas, tal vez algo inasequibles para el rápido consumo.

Old Coin son un grupo imaginativo de letras complejas y toques psicodélicos, que reflejan un mundo dramático y apasionado. ¿De dónde demonios habrán sacado estos chicos tan jóvenes esas referencias en las que se intuye a Soft Machine, Caravan, los primeros Pink Floyd, los Genesis de Steve Hackett, incluso algunos cantautores españoles de los 70 como C.R.A.G. o Víctor y Diego? La banda sonora de alguna epopeya.

Aquí, ahora

Cuando a John Lennon le preguntaron qué era el rock and roll, respondió: "estar aquí ahora". Es a lo que aspiran Ruto Neón. Un proyecto que se estrenó en directo en las semifinales, y cuyas canciones precedieron a la formación final de la banda que encabeza Bruno Laencina, una especie de Kenin Parker, o de Donald Glover (cuyo alter ego más conocido es Childish Gambino). Bruno, que ya ganó el concurso al frente de The Meatpies, se dedicó durante la cuarentena a subir 40 videos a Instagram colaborando con todo tipo de artistas haciendo versiones. Su actual proyecto está inspirado en grupos como Tame Impala, Mac Demarco, Temples, Pink Floyd y The Beatles.

Se trata de hacer algo divertido, distendido y para nada tenso, con un rollo feliz un poco más elaborado. En general, el tono es alegre y animado, neopsicodelia y funk blanco, pero mucho más pop, con la voz constantemente modulada, que coge las riendas de la canción al asumir una faceta más melódica. Una de las cosas que les engancha a todas esas referencias antes citada es su colorante sonoro, su serpenteo melódico; psicodelia, dream pop, synth-pop, revivalismo bien entendido, sin lisonjas. Una música - y actitud - de rock psicodélico. El poder de una canción. Que nadie le busque tres pies al gato. "Forever", con guitarras al más puro estilo de Mac Demarco y "Time" , aumentando las revoluciones, con esa rítmica de precisión , son buen ejemplo; aunque aún puedan quedar por ahí algunos flecos ("Felicidad" , cantada en español, podría apuntar hacia unos Triana melódicos y expansivos). Ya en la última canción ,"Done" (título provisonal), mostraron un punto retro 70, con piano eléctrico a lo Bill Withers o Stevie Wonder, y respirando funk. Cerraban el círculo volviendo al inicio.

Ruto Neón se han marcado unas canciones para la posteridad, y el artista multidisciplinar Bruno Laencina está pasando por un momento particularmente dulce. Ahora su reto es conseguir aunar estas pinceladas de calidad con un material más compensado, para lograr ese gran disco al que parecen llamados. This is Murcia, la joven.