A juicio de Pablo González-Conejero, chef del prestigioso restaurante murciano La Cabaña-Finca Buenavista, si todos los actos que celebramos habitualmente son con amigos o familiares, si nos gusta juntarnos para celebrar con cualquier excusa junto a una mesa, ya sea en una casa, en un restaurante o en un bar, «será así siempre, al menos en España, cuyos hábitos no se pueden comparar con los de los habitantes del norte de Europa o Asia».

«Nosotros somos mediterráneos, nos gusta reunirnos, salir, tenemos un clima excepcional y nos gusta abrazarnos», considera en una entrevista a Efe este joven chef, para quien la crisis hará sufrir a la alta cocina porque al ser un oficio artesano necesita de mucha mano de obra en sus cocinas y probablemente las normas sanitarias fijen un número limitado o porque parte importante de su clientela, el turismo de carácter internacional, se verá afectado sin ningún tipo de duda por la coyuntura.

Sin embargo, reconoce que a diferencia de otros negocios gastronómicos, los de cocina creativa, al poseer comedores más amplios en los que las mesas podrán estar más separadas, podrán establecer sin mayor problema mayores distancias entre clientes de las que puedan fijarse oficialmente. «Son suposiciones, porque todavía no han dicho nada claro» respecto a esas normas sanitarias, por lo que lamenta que a día de hoy la administración no las facilite.

«Ahora todo lo que estamos oyendo son cosas sin mucho sentido, no estamos preparando nada en concreto y desconocemos cuáles van a ser las medidas», añade, tras lo que apunta que «no se sabe nada oficial y lo que se dice de distancia entre mesas y número de comensales son meras conjeturas».

La actitud de la clase política en esta crisis es para él «incomprensible» y debería dejar a un lado su ideología, «sus tontadas y sus votos» y hacer un frente común en un solo bloque que defienda a todos «de lo que nos va a venir y a lo que nos vamos a enfrentar».

«Me recuerdan el despotismo ilustrado que mantenía al gobernante, y al pueblo, que le den morcillas; deben escucharnos y dejarse de colores y sacar esto adelante, que es su obligación».

Sobre su experiencia del confinamiento responde que está siendo muy buena, en parte por una casa grande con jardín que posee a las afueras de Murcia o porque sus tres hijos ya tienen una edad en la que ni son excesivamente pequeños ni adolescentes.

«Es algo que no olvidaremos ninguno, el día a día transcurre de manera muy natural y normal y nos permite afrontar la vida de otra manera, y preguntarnos cosas», manifiesta.

Pablo trabaja todas las mañanas un par de horas con Carlos, Adrián, Agustín, Paco y Miguel, del equipo de creatividad de La Cabaña, repasando plato a plato, y tienen elaborado lo que será la nueva puesta en escena cuando puedan reabrir, incluso han diseñado detalles como la nueva vajilla en la que ya trabaja su taller habitual.

«Sin estrés ni presión», hablando e intercambiando ideas por videollamada, han trabajado no solamente con La Cabaña, sino también con el otro restaurante que posee en el centro de Murcia, La Trastienda, que de un estilo de 'fast food' pretende darle un giro importante sin perder ese estilo informal hacia algo más interesante que lo convierta en el local de referencia en el casco urbano de la ciudad de Murcia.

El miércoles anterior al estado de alarma, y la consiguiente cuarentena domiciliaria, decretado el 14 de marzo por el Gobierno central, La Cabaña tenía las reservas normales, pero al día siguiente empezó a caer algo y ya ese viernes hubo realmente pocos comensales.

Como curiosidad, Pablo comenta que una mesa grande de clientes que lo conocía de otras ocasiones lo llamaron para ver qué hacían, por si iban o no iban, pero finalmente fueron y bromearon con el hecho de que, si les pillaba allí el confinamiento que se venía anunciando, tanto mejor para ellos por el entorno maravilloso que junto a la cocina le valió a La Cabaña-Finca Buenavista dos estrellas Michelín.

Por último, y respecto a las múltiples iniciativas solidarias llevadas a cabo por varios cocineros famosos a lo largo del periodo de confinamiento, que se ha alargado más de un mes entero, Pablo elogió especialmente la del chef catalán José Andrés, que se ha ganado el respeto no solamente en Estados Unidos, sino también en todo el mundo, donde se ha convertido en un líder de opinión, «y que gente que está en la cima tenga esa sensibilidad es algo de aplaudir y toda iniciativa que se haga social es muy buena».