Con un sol de justicia, pero con el Paseo de Alfonso X cubierto de hojas por imperativo otoñal, comenzó ayer (oficialmente) la segunda edición de la Feria del Libro de Murcia, que regresó el año pasado tras una década de ausencia y que este 2019 pretende consolidarse dentro de la programación anual de la ciudad de Murcia, colocando así su marca en el calendario también para años venideros. Y lo cierto es que, a tenor de lo observado este miércoles en el 'Tontódromo', poco a poco lo está consiguiendo.

Fueron muchos los vecinos que aprovecharon el buen tiempo para pasear por la recientemente peatonalizada avenida; algunos, «a caso hecho» -que se dice por estas tierras-, otros, casi de improvisto, tras encontrarse «por sorpresa» con la larga hilera de casetas, que cubre el terreno desde Santo Domingo y hasta la intersección entre Gutiérrez Mellado y Jaime I. «El año que viene las obras habrán terminado y tendremos la oportunidad de aprovechar todo el paseo. Así que igual, si le damos una 'patadita' a las casetas, llegamos hasta la Circular», avisaba Asensio Piqueras, presidente de la Asociación Palin -principal responsable, junto al Ayuntamiento, de esta feria-, en una entrevista de cara a la nueva entrega de este evento literario.

Por lo pronto, este año los organizadores lo que le han dado a su programación es un animoso empujón. Si en 2018 no pudieron llegar a la treintena -el propio Piqueras reconocía a esta Redacción las dificultades que tuvieron debido al escaso margen con el que contaron desde que se aprobó su celebración hasta que arrancase de nuevo tras una década de letargo-, esta vez son más de cuarenta las casetas que ayer levantaban la persiana para atender desde el 'Tontódromo' a los más ávidos lectores; y lo hacían, por cierto, con más movimiento del esperado, según el presidente de Palin. «Este año ha empezado la cosa con el pie derecho, como debe ser para el buen supersticioso -señalaba Piqueras entre risas al mediodía-. Un éxito, de verdad. Ya la entrada ha sido maravillosa, porque, pese a ser un día diario normal y corriente, la Feria ha estado llena de gente, así que podemos prever cosas muy bonitas para los próximos días», apuntaba el también escritor albaceteño, al que durante todo el día se pudo ver paseando entre los diferentes stands, saludando a autores y lectores, y velando por el buen desarrollo de los acontecimientos.

Y es que esta 'segunda' edición arrancó, además de con visitantes, con algunos invitados y encuentros de excepción. Para empezar, el periodista Juan Tomás Frutos fue el encargado de pregonar la feria a eso de las seis de la tarde -apoyado por su predecesor, Emilio Soler Poveda, 'El Corcho'-, y uno de los autores más reconocidos de la Región, Miguel Ángel Hernández, robó poco después la atención de la prensa, los lectores y otros participantes del evento en la entrega del premio 'Libro Murciano del Año 2018', que fue a parar a su reseñadísimo El dolor de los demás (Anagrama, 2018); encumbrado una vez más, esta vez en 'casa', en el Paraninfo de la Universidad de Murcia, de la que su autor es profesor. Aunque no solo hubo tiempo para la literatura, también para el séptimo arte. Y es que el Museo Arqueológico -que estos días va a ser casi la segunda sede de la Feria- acogió a última hora de la tarde una mesa redonda titulada 'Una región de cine', que contó con la participación de los directores Alfonso Albacete y Joaquín Gómez, así como con el joven realizador y escritor Juan Albarracín y el actor Enrique Martínez; todos ellos moderados por el bloguero murciano Cristóbal Terrer, que hoy (19.00 horas) presenta en este mismo espacio su libro Seriemaniac: de los Soprano a Juego de tronos (Malbec Ediciones).

Pero, por supuesto, ellos no fueron los únicos protagonistas durante el día de ayer -serán más de 500 autores los que visiten la Feria del Libro de Murcia, por lo que no saldrían las cuentas...-; evidentemente, fueron muchos los que se resguardaron del sol bajo los tejadillos de las casetas, desde donde atendieron y firmaron ejemplares a aquellos que se asomaron a lo largo del día por allí. La murciana Cristina Selva, referente de la novela romántica juvenil -y que tendrá un encuentro con Laura Blasco y Judith Romero este viernes-, estuvo, claro, en el stand de la Asociación de Escritores Murcia Romántica; por su parte, Alfonso Pacheco estuvo en el espacio de Palin con La noche de las hortensias azules, un libro de cuentos, relatos y leyendas que incluye, entre otras cosas, textos como La memoria del olvido, publicado originalmente en LA OPINIÓN, y el cartagenero Salva Solano hizo lo propio con La tienda de figuras de porcelana, en este caso por invitación de El Corte Inglés. En este mismo puesto también estuvo, abriendo casi la Feria como el año pasado, el molinense Paco López Mengual. «Esto me parece algo extraordinario -respondía ante esta recuperación y continuación de la Feria del Libro-. Vamos a ver si este año da tan buenos resultados como el pasado, que me consta que a la mayoría de las casetas se les quedó un muy buen sabor de boca... Estábamos todos un poco expectantes, tanto autores como tiendas y editoriales, pero lo cierto es que el público respondió muy bien», recordaba el prolífico autor. Desde luego, las pretensiones de la organización son altas: «Mi ilusión sería que los expositores se quedaran sin libros», aseguró Piqueras.

Además, esta vez Palin ha querido hacer hueco a todo tipo de lectores. Así, los niños son evidentes protagonistas con numerosos talleres y actos en pos del fomento de la lectura entre los más pequeños, pero si hay una novedad reseñable es el gran peso que en esta edición ha adquirido el servicio bibliográfico de la ONCE. «Estamos encantados de que hayan apostado por incluir nuevas formas de lectura en la programa. Mañana [por hoy], por ejemplo, tenemos una charla sobre esto en el Museo Arqueológico y, cada mañana, un taller para colegios en el que enseñamos lo que es el braille, y aquí [en el stand] exponemos las pequeñas adaptaciones que hacemos para invidentes o deficientes visuales, además de juegos adaptados, materiales o herramientas como la lupa-televisión, el horno fuser, la máquina Perkins o incluso bastones de ciego», explicaba Antonio, uno de los responsables de la caseta de la ONCE, que se mostraba muy satisfecho con el protagonismo que ha adquirido este año la organización: «Le damos visibilidad al colectivo con el que trabajamos, así que estamos muy contentos. Ya el año pasado participamos en unas cuantas actividades, pero en esta edición estamos mucho más presentes y nosotros encantados».

Y lo mejor es que esto acaba de empezar. De hecho, casi todos los expositores consultados coincidían en que el fin de semana será cuando se concentre en Alfonso X el grueso de los visitantes -desde Palin esperan que 55.000 personas visiten la Feria-, aunque, como apuntaba Piqueras, hay programa para tener a los murcianos entretenidos todos los días hasta el domingo: «Esto está montado para que todos los días haya eventos suficientes como para darle entidad: hay presentaciones de libros, hay mesas redondas, hay conciertos... Esto va a ser una detrás de otra», avisa el presidente de Palin.