Cada función es diferente. Se comparte el esqueleto pero la envoltura va mudando. No hay dos iguales. Todo depende del comportamiento y las reacciones del público. En The Hole Zero todos entran en el agujero, pero cómo salir de él es toda una incógnita. Que se lo pregunten a Manu Badenes, que ejercerá en Murcia de maestro de ceremonias -se alternará con la Terremoto de Alcorcón, María Garrido y Txabi Franquesa- de un espectáculo único que desde 2011 ha conquistado a más de un millón y medio de espectadores.

De hecho, el cómico explica que normalmente los actores, por ser una obra «viva», se reúnen con antelación para «comentar» la función del día anterior y poner en común «posibles variaciones». No es una performance colectiva, pero no se puede dar nada por sentado. «En el agujero, ya se sabe, todo puede pasar», bromea Badenes. Eso sí, mejor ir sin prejuicios porque la obra es una mezcla canalla de circo, cabaret, música y humor. «Interactuamos con el público, pero no lo forzamos, porque cada uno es libre de hacer lo que quiera», aclara. «La experiencia te dice que la función mete al espectador en una burbuja y la gente se aisla de quién es y por qué está ahí. Es un producto que te lleva y cada uno llega hasta dónde quiere», puntualiza.

The Hole Zero, que llega esta tarde a la capital del Segura y se adueña del Teatro Circo hasta el 17 de junio, transporta al espectador al Nueva York de 1979, concretamente a la discoteca Studio 54 y a la noche de fin de año. A una época de cambio de ciclo, de libertad, de apertura de mente. ¿Y qué propone The Hole Zero? «Un viaje al espectador para que se sumerja en el agujero, se deje llevar y se olvide de quién es y dónde está», responde el actor y monologuista valenciano. De dónde está, es fácil, porque el teatro se transforma en una gran sala de fiestas con niebla y rayos de neón y música de los ochenta en la que el público no se sienta en butacas, sino en sillas alrededor de mesitas con pequeñas lámparas.

«Cada persona tiene su propio agujero y por eso vive el espectáculo de una manera. Todos tenemos ataduras, necesidades y elementos que nos impiden ser lo que queremos ser. The Hole propone la búsqueda de uno mismo y el encontrar el camino para poder realizarse», defiende el también guionista y cómico. Porque este The Hole es diferente. Es una precuela que explica el origen de la saga. Atrás queda el cabaret europeo y la revista española. El espectáculo se inspira en las fiestas disco de finales de los setenta y principios de los ochenta. Es un show explosivo que reúne en escena a 21 artistas entre los que hay desde equilibristas a una poderosísima cantante negra que desgrana los himnos de la época.

La función, cómo no, tiene una historia de fondo. Una historia de desamor. Una historia de amor prohibida. A saber: El maestro de ceremonias huye de España rumbo a Nueva York por su incómoda situación, y allí se convierte en anfitrión del Studio 54, punto de encuentro para todo aquel que era alguien en el mundo del arte y la creatividad, porque el lugar es el máximo exponente de la modernidad, la libertad y la diversión y cuyo lema es ´El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría´. Manu Badenes, que interpretará en Murcia al maestro de ceremonias del 6 al 8 de junio, reflexiona sobre la función:

P ¿La historia podría darse ahora?

R Estamos viviendo un momento en el que se dan cosas parecidas. Hablamos de los ochenta, de una etapa que nos ha influido en nuestra cultura y en nuestra vida. Ahora estamos viviendo tiempos difíciles y hay, como entonces, una cierta necesidad de ruptura con el sistema. Lo que contamos se puede trasladar a cualquier época y a cualquier momento porque el sentido del tiempo lo tiene uno mismo en su propio corazón.

P El maestro de ceremonias busca, sin complejos, ser él mismo para poder ser feliz. Esa valentía no es sencilla.

R La filosofía es vivir el momento y disfrutar de la vida porque solo tenemos una y hay que ser muy conscientes de eso.

P O sea, que The Hole propone una fiesta alocada y desenfrenada pero con moralina.

R La gente sale del teatro con una actitud y con una forma diferente de enfrentarse al exterior. No creemos que las moralinas impuestas sean productivas porque, basta que le des una reprimenda a un niño, para que lo vuelva a hacer. Aquí es todo más sutil. No creo que haya que imponer nada, simplemente dejar un sello y un rastro que sea el que te lleve a buscar tu propia felicidad.

P ¿Y cómo es el agujero?

R Es un agujero que hay que ver e interpretar. Es una filosofía. Hay que estar en el agujero para poder salir de él porque cada uno de nosotros tenemos nuestro propio agujero. El show es un bombazo para los sentidos. Nuestro objetivo es ir a toda virolla para que el espectador no tenga tiempo de poder analizar lo que está pasando.

P Los que participan en The Hole son actores desinhibidos, pero ¿cómo consiguen contagiar al público y hacerlo partícipe de ese alocado ambiente?

R Nuestra propuesta es muy participativa y, no me preguntes cómo, pero sí que es cierto que se produce el efecto mágico de lograr que la gente se contagie de nuestro espíritu sin necesidad de imponerlo. Yo, por lo menos, no me he encontrado con ninguna resistencia activa y sí con situaciones muy graciosas y divertidas.

P Desinhibido en The Hole Zero e irreverente en sus monólogos. ¿Cómo es Manu Badenes?

R Con The Hole, por su exigencia, me siento realizado. En cuanto a mi faceta de monologuista, no creo que sea el más irreverente, pero esa descripción me la tomo como un elogio. En la comedia hay que ser políticamente incorrecto porque, al fin y al cabo, soy el proyector de los pensamientos de mucha gente. Me describiría como un actor al que el camino de la vida le ha ido llevando. Siempre disfruto a muerte de cada etapa y salgo al escenario con los cinco sentidos al máximo, a disfrutar y pasármelo bien porque sé que, si yo me lo paso bien, se lo hago pasar bien al público.