El auge del rockumental se ha extendido también a España, donde comienzan a multiplicarse las producciones acerca de bandas o escenas concretas. Pocas, sin embargo, como Mi vida entre las hormigas, de Juan Moya y Chema Veiga, un repaso a la trayectoria de Ilegales que destaca por su honestidad y ausencia de subterfugios. Jorge Martínez, fundador y líder del grupo, estará en Murcia esta tarde para presentarla al público que acuda a la Filmoteca Regional (19.00 horas), en una actividad que forma parte del programa del Big Up! «He estado muy volcado en la película durante los dos últimos años. Les he ayudado todo lo que he podido», explica el indómito asturiano. «Han utilizado métodos de interrogatorio casi policiales: me preguntaban varias veces lo mismo, pero en distintas circunstancias, con distintas cargas de alcohol en el cuerpo, para obtener las respuestas más interesantes, y creo que las consiguieron. No solo conmigo, sino con muchos de los entrevistados».

Su primera reacción al ver el documental terminado fue muy positiva. «Realmente responde a lo que han sido Ilegales y yo mismo. Es una radiografía bastante precisa. Faltan muchos elementos, pero es lógico, porque dura noventa minutos y el grupo lleva más de treinta años funcionando. Han prescindido de muchas entrevistas, duraba más del doble, pero han sabido darle una forma magnífica, me parece muy bueno, y me alegro de no haber influido nada en el montaje. Les proporcioné la ayuda que pude y me retiré».

Un ejercicio retrospectivo como el que supone la película permite echar la vista atrás. Y en una historia tan turbulenta como la de Ilegales, Jorge Martínez admite que todo podría haber sucedido de otro modo. «Es bueno mirar atrás para saber dónde estás. Hubiese cambiado montones de cosas. He hecho muchas barbaridades y he cometido gran cantidad de errores. He desperdiciado miserablemente gran parte de mi vida, lo que ocurre es que he conseguido muchas cosas con muy poco. Veo constantemente a artistas de otras disciplinas con una dedicación total a su trabajo y una vida muy ordenada, pero cuya obra es peor que deficiente».

La figura de Jorge y el nombre de Ilegales han ido siempre ligados de manera indisoluble. No obstante, el documental aporta los valiosos testimonios de músicos que han sido muy importantes en la trayectoria de la banda, como el batería David Alonso y el bajista Willy Vijande (antes de su regreso al grupo), que equilibran la historia y ofrecen el necesario contrapunto. «Me ha gustado escucharles y conocer su visión de todos nuestros excesos, porque los he visto deteriorarse muchísimo durante la vida que han llevado con Ilegales. Las aportaciones de todos los miembros del grupo han sido muy sinceras. Alejandro Blanco (bajo) no ha tenido la oportunidad de aparecer porque falleció durante el proceso de producción. Fue un momento muy doloroso, y echo a faltar sus palabras, pero hay cosas que son inevitables».

Mi vida entre las hormigas es el retrato fidedigno de una banda que siempre ha ido a su aire, marcada por la carismática personalidad de su líder, y que pasó de ser ignorada por la modernidad a actuar en el FIB o llenar el Parque Fofó en la primera fecha de su nueva gira. El tiempo, ya se sabe, acaba poniendo a cada uno en su sitio. «Somos como una familia mal avenida, siempre decimos lo que pensamos de manera frontal, y eso causa todo tipo de roces, pero es nuestra manera de llevarnos bien, parte de la diversión diaria. Hemos sido un grupo honesto, sabemos que la verdad, a la larga, es mucho menos peligrosa que la mentira. La manera de afrontar los conflictos con la prensa o las discográficas ha sido siempre sincera, hemos dicho cosas que probablemente otros no se hubiesen atrevido a decir. Y así nos va [Risas]». No se pierdan la película.