El título del último proyecto artístico de José Miguel Marín Guevara (Murcia, 1979) se denomina La historia del hombre apático que quería ser un pato. Esta muestra la componen 21 instalaciones, un cuadro pintado en acrílico sobre lienzo y un vídeo-arte, piezas diferentes donde el artista y psicólogo se provoca una catarsis para experimentar sensaciones, reflexionar sobre recuerdos, recrearse en imágenes ausentes? y así va ideando el eje central de este trabajo creativo multidisciplinar.

Las obras que se muestran provocan la atención del espectador de manera inquietante, exaltan el valor coyuntural de lo fugaz e inmediato, y para concebirlas su autor ha necesitado descontextualizar objetos y elementos cotidianos que ya eran inválidos. Símbolos y claves secretas envuelven todas las piezas que han sido elaboradas con silicona traslúcida, nitrilo, resina y espuma de poliuretano, junto a maderas, alambres, tubos, tizones, hilos de lana, metacrilato, cartones? Todo encapsulado, atrapado en casas-jaula, y desde donde se descubren algunas ideas indisciplinadas de seres frustrados, a los que aniquila una sociedad violenta y consumista.

Hoy, a las seis de la tarde, en el lugar moderno que dirige Mamen Navarrete, el artista Emi Wilcox llevará a cabo una escenificación en directo a modo de performance, pensada ex profeso para interactuar con las obras pensadas por Marín Guevara. El hombre pato come será una continuación del vídeo-arte que se proyecta en la exposición, protagonizado por el propio artista plástico y por el actor performer, al que han bautizado como Pato a la pekinesa, con estructura semejante a la idea japonesa de 'historias de lo raro', evidenciando un cambio de roles sociales, de forma crítica e irónica.