La pandemia ha empeorado las penurias causadas por la pobreza energética y ha provocado un retroceso en las condiciones de vida de las familias murcianas, según se recoge en un informe titulado Actualización de indicadores de la Estrategia Nacional de Lucha contra la Pobreza Energética, difundido por el Ministerio para la Transición Ecológica el pasado mes de diciembre.

Aunque se apunta que el confinamiento pudo ser una de las causas determinantes del empeoramiento en las posibilidades de las familias, el Ministerio estima que «los datos analizados reflejan la necesidad de continuar trabajando en medidas orientadas a reducir el número de hogares que se encuentran en una situación de pobreza energética y a reducir el impacto de la misma entre la población más vulnerable».

El porcentaje de la población que no pudo mantener una temperatura adecuada de la calefacción se incrementó un 162,% en 2020. También volvió a repuntar la denominada ‘pobreza energética escondida’, cuyo consumo es inferior a la media nacional e impide mantener un mínimo confort.

El porcentaje de la población murciana que durante el primer año de pandemia no pudo mantener una temperatura adecuada en su vivienda subió del 5,1% de 2019 al 13,4%, superando las cifras de 2018, año en el que se había producido una mejora importante. Aunque el empeoramiento no llegó a alcanzar las proporciones del año 2017, cuando había un 14,8% de murcianos que no podían mantener su casa lo suficientemente caldeada, sí resultó superior a la media nacional, que registró un repunte del 3,3% en 2020.

El informe recoge igualmente datos relativos a los hogares que limitan su gasto energético por debajo del consumo de la mayoría, lo que se denomina ‘pobreza escondida’. También en este caso se aprecia un ligero empeoramiento, dado que el indicador de la Región subió del 11,88% de 2019 al 12,08% en 2020.

En este caso, el estudio del Ministerio precisa que el indicador también puede reflejar «pautas de comportamiento más eficiente, así como la disponibilidad de equipamiento con elevados estándares de eficiencia energética».

Los hogares en los que vive una persona sola mayor de 60 años son los que presentan índices más elevados de pobreza escondida, mientras que se observa «una reducción de casi un punto en el indicador de hogares formado por una pareja con tres o más hijos».

No obstante, los colectivos que muestran mayores dificultades son los desempleados, las rentas más bajas, los pisos de alquiler con renta antigua y los hogares sin calefacción. «Esta realidad permite concluir que la pobreza energética es una característica de los hogares más desfavorecidos», concluye.