La población reclusa en la Región de Murcia se mantiene estable desde el año 2011 y en 2020, último dato conocido, alcanzó la cifra de 1.641 presos, de los que sólo el 7,23 por ciento son mujeres. La tasa de reincidencia penitenciaria en España se sitúa en torno del 30 por ciento, es decir, uno de cada tres delincuentes vuelve a delinquir y regresa a la cárcel. Se trata de una cifra abultada que revela que queda mucho trabajo por hacer para alcanzar un nivel de reinserción aceptable.

Una de las entidades que trabaja más intensamente para mejorar esos porcentajes en la Región es Colectivo Paréntesis, que ha conquistado algunos objetivos nada desdeñables. Su área de Formación e Reinserción Sociolaboral, a través del programa Incorpora-Reincorpora (junto a Fundación La Caixa), ha atendido en 2021 a 249 exreclusos, de los cuales 114 han logrado incorporarse al mercado laboral tras 71 contactos con diferentes empresas. Además, 6 de estas personas han conseguido crear su propia empresa.

Otro programa destacado de Paréntesis es el programa Matrix que desarrolla su área de Promoción de la Salud. Esta estrategia se centra en un de los principales problemas que sufre la población reclusa española: las adicciones. Durante 2021 se realizaron 500 sesiones formativo-terapéuticas a través de las cuales se atendieron a 130 personas. Este programa ha merecido el reconocimiento el Cuerpo de Instituciones Penitenciarias y se le concedió la Medalla al Mérito Social Penitenciario en los años 2019 y 2021.

Mayte Ballesta es trabajadora social y vicepresidenta de Colectivo Paréntesis, asociación en la que trabaja desde 1999. Uno de los programas que más les gusta es el vinculado con las charlas en centros educativos, «porque es la acción más preventiva que hacemos y creo que tiene un impacto muy interesante», sostiene. Lamentablemente, en las últimas acciones que han realizado en colegios, institutos y universidades no ha podido llevar a ninguna persona privada de libertad por los altos niveles de incidencia covid. El objetivo fundamental de esas charlas es «acercar la realidad penitenciaria y también prevenir las conductas adictivas de los chavales», explica Ballesta, que detalla que se incorporaban a esas acciones internos que se encontraban «en un proceso de deshabituación en positivo, y contaban en primera persona las consecuencias de ese consumo de drogas, que acabó llevándoles a prisión».

En esos encuentros, los jóvenes pueden interaccionar con los reclusos, hacerles preguntas, y Mayte Ballesta rescata un momento que no ha podido olvidar. En una de esas sesiones, tras una representación teatral que reflejaba la temática de las adicciones, uno de los internos reveló que tenía un hijo de la edad del público adolescente. «Uno de los chavales le preguntó qué pensaba su hijo sobre él, de lo que había hecho, de haber entrado en prisión; este hombre rompió a llorar, fue un momento muy emocionante y terapéutico».

La vicepresidenta de Colectivo Paréntesis lamenta que la pandemia haya obligado a suspender muchas de sus actividades y programas. «Estamos un poco en fase de recuperación», sostiene.

En cualquier caso, las líneas de trabajo se actualizan y refuerzan en función de las tendencias de ingreso. Por ejemplo, «nos hemos dado cuenta de que últimamente se han producido muchos ingresos por temas de agresión y violencia de género, por lo que se plantean programas de tratamiento específicos».

Entre las demandas de esta entidad no se encuentra tanto más financiación, que siempre es bienvenida, como que esos recursos «lleguen mejor». «A veces lo tenemos complicado, porque tenemos que ser un poco videntes y poner nosotros mucha carne en el asador, apostar, porque en multitud de ocasiones los recursos llegan a final de año y no se sabe muy bien de qué manera; es un sector muy complicado de gestionar por ese nivel de incertidumbre», explica. Si eso se soluciona, Mayte está segura de que trabajarán mucho mejor. «Somos un sector que ha progresado mucho en los últimos años tras un proceso de profesionalización constante».

Terapia con animales y labores en El Mayayo, programas a recuperar

Colectivo Paréntesis se plantea como objetivo para este año recuperar dos programas. Uno de ellos se realiza en colaboración con la Fundación Centauro Quirón y cuenta con la ayuda de la Fundación La Caixa. «Hacíamos terapia con animales en el centro penitenciario Murcia II; ellos traían los perritos de la protectora y me pareció un proyecto muy interesantes, con resultados muy positivos, para los animales y para los internos», señala. El otro programa que se pretende recuperar es el que tiene que ver con el voluntariado de las personas que cumplen condena en el vivero municipal del Mayayo. «Han ido ya más de 100 internos que cumplen el tercer grado a hacer ese voluntariado», informa Mayte.

Por otra parte, desde esta entidad social celebran que se haya dado un paso muy importante con la creación de las comisiones de igualdad en los centros penitenciarios, una iniciativa creada por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y que solo llevan en marcha un par de meses. «Estamos iniciando ese trabajo que consiste en crear alternativas y sobre todo incidir en el tratamiento de las personas para fomentar la igualdad, tanto en los hombres como en las mujeres», indicaron fuentes de Paréntesis.