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Entrevista

Ignacio Martín Lerma: "La Cueva del Arco permite que Cieza sea conocida como uno de los epicentros del Paleolítico"

Ignacio Martín Lerma: "La Cueva del Arco permite que Cieza sea conocida como uno de los epicentros del Paleolítico"

La Cueva del Arco de Cieza posee un gran valor como fuente de conocimiento histórico de las dos especies de homínidos que la habitaron: neandertales y sapiens. Puntas de proyectiles, raederas, cochas, herramientas, fragmentos de hueso de animales y pinturas rupestres trazan la dura vida cotidiana de sus habitantes, que ahora sale a la luz debido a las investigaciones de los doctores Ignacio Martín-Lerma, de la Universidad de Murcia, y Dídac Román, de la Universidad Jaume I. Hablamos con Martín-Lerma sobre la última campaña de excavaciones en el enclave ciezano.

¿Cuáles son los principales descubrimientos que se han hallado en esta campaña y qué conclusiones se pueden extraer de los mismos?

En la cavidad principal del yacimiento se ha encontrado una importante acumulación de fragmentos de huesos pertenecientes a diferentes especies como caballo, ciervo, cabra o conejo. Todos ellos están en un estado de conservación excepcional y la gran mayoría con incisiones hechas con herramientas de sílex. Se trata de una carnicería de hace más de 20.000 años.

La cavidad posee una larga secuencia de ocupaciones desde el Paleolítico al Neolítico y usted advirtió de que podría convertirse en un referente peninsular. ¿Qué posee la Cueva de Arco para ser especial?

La Cueva del Arco fue, es y será siempre un lugar especial por el imponente arco de piedra que le da nombre. Quizá esa fue la razón de su continuada ocupación. Los que primero llegaron al lugar fueron los neandertales (hace unos 50.000 años), a los que le siguen diversos niveles de hace entre 30.000 y 18.000 años. La cueva deja de usarse como hábitat con la llegada de los primeros agricultores y ganaderos del Neolítico (hace unos 6.000 años).

¿Cómo se realiza el proceso de excavación y cómo es la dinámica del mismo?

Las excavaciones arqueológicas, y más si son de cronología paleolítica, son muy minuciosas por las características de los restos que aparecen. Se excava con paletines y brochas, los restos son coordenados y se criba todo el sedimento para que nada se pierda, sea del tamaño que sea. Por ejemplo, llegamos a localizar huesos de pequeños roedores de menos de un centímetro.

La particularidad de las pinturas rupestres viene reflejada en la representación frontal de dos animales, en concreto de dos cabras. ¿Qué se puede deducir de ello?

El significado del arte paleolítico nunca lo sabremos… pero el hecho de que la visión de esas dos cabras sea frontal las hace muy diferentes del resto de pinturas de este periodo, ya que lo común es pintarlas en visión lateral. Esto ha hecho que sean dos representaciones muy famosas a nivel peninsular.

¿Cómo era la vida cotidiana de los distintos grupos de humanos que habitaron la Cueva del Arco?

Por los hallazgos localizados, sabemos que estos grupos tallaban herramientas de piedra, separaban la piel y la carne de los huesos y fracturaban los más grandes para obtener el tuétano, uno de los alimentos más característicos de la época. Estos restos han sido localizados acumulados detrás de varias hogueras, las cuales les ayudaban a calentarse y tener luz.

¿Qué supone para usted la Cueva del Arco?

Significa un antes y un después en mi carrera científica. Pero, sobre todo, ha supuesto que Cieza sea conocido a nivel europeo como un epicentro para el estudio del Paleolítico. Y eso es de lo que más orgulloso nos sentimos tanto Dídac Román, codirector del proyecto, como yo.

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