El largo programa de actividades culturales que ofrece Molina de Segura durante estas semanas gira en torno a los actos religiosos que tienen a su Patrona, la Virgen de la Consolación, como punto central. Sin embargo, por segundo año consecutivo, la pandemia del coronavirus impide que la imagen de la Patrona pueda desfilar por las calles del municipio en la tradicional romería, que cada año pone el punto final de las Fiestas Patronales de Molina de Segura cuando se efectúa su regreso a la Ermita acompañada de miles de devotos.

Aunque sí se mantienen otros actos simbólicos, como son las novenas, que arrancaron ayer y se van a prolongar hasta el 17 de septiembre con misas y rezos en honor de la Virgen de la Consolación que tendrán lugar en la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción.

Tampoco faltará la Ofrenda Floral, el sábado 18, aunque será distinta a la tradicional a la que los molinenses acuden llevando ramos de flores y vestidos con trajes regionales formando un desfile que parte de la Plaza del Ayuntamiento y llega hasta la Iglesia de la Asunción, donde se saca la imagen de la Virgen para que reciba a todos los visitantes que acudan ese día.

Orígenes de estos festejos

Los festejos que se celebran en Molina de Segura en honor a la Virgen de la Consolación hunden sus raíces en el siglo XVIII, cuando los vecinos de la localidad inician la tradición de trasladar la imagen de la Virgen desde su Ermita, a la vera del Segura, hasta la Iglesia de la Asunción, situada en el casco urbano molinense. La festividad oficial debió establecerse a finales del siglo XIX, ya que antes no llegaría a ser más que una romería campestre.

Desde sus orígenes, la romería ha experimentado diversas modificaciones, aunque algunas tradiciones se han mantenido inalterables a través de los siglos, siendo la devoción de los molinenses hacia su patrona el mayor acicate para la perpetuación de estos antiguos ritos.

Una de estas tradiciones es la que dicta que la imagen de la Virgen de la Consolación debe llegar a la Iglesia de la Asunción el sábado anterior al primer lunes del mes de septiembre, y regresar a su Ermita el tercer lunes del mismo.

Así, cada año, cuarenta costaleros ataviados con sus trajes tradicionales portan a hombros la imagen recorriendo las calles de la ciudad, cuyos balcones aparecen adornados con telares en los que aparece plasmada la imagen de la Patrona. De esta forma la ciudad se viste de gala antes de que se inaugure oficialmente el alumbrado especial para la fiesta.

Esta cita se ha convertido en una de las más destacadas del calendario festivo, ya que es el punto de arranque de las Fiestas Patronales de Molina de Segura.

Del aspecto religioso al lúdico

El aspecto eminentemente religioso que se encuentra en el origen de esta festividad de la Virgen de la Consolación ha ido evolucionando con el cambio de mentalidad de la sociedad hacia un carácter más lúdico, hasta ir conformando lo que actualmente son las Fiestas Patronales en honor a la Virgen de la Consolación.

Se trata de las fiestas por antonomasia de Molina de Segura, unas fiestas plenas de color y alegría, en las que se entremezclan y dan la mano tradición y modernidad, devoción y festividad, conformando un calendario repleto de actos culturales, deportivos, lúdicos y religiosos.