El aislamiento y la incertidumbre que han vivido los jóvenes en el último año como consecuencia de la pandemia de covid ha supuesto una estocada para aquellos que intentan afrontar día a día un trastorno de la conducta alimentaria, ya que esta situación ha reactivado los síntomas de la anorexia en prácticamente la mitad de los pacientes diagnosticados.

El doctor Gonzalo Pagán, responsable de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Reina Sofía de Murcia, explica que hay personas que tienen más predisposición a padecerlos por factores genéticos, socio-familiares y por un deseo de delgadez e imagen, pero siempre hay factores precipitantes como acontecimientos de pérdida de alguien cercano, traumas, cambio de centro educativo, experiencias amorosas o problemas familiares.

«Y, en este caso, el confinamiento ha generado una gran ansiedad y miedo, lo que ha originado que aparezcan más casos de trastorno de la conducta alimentaria y que hasta en el 45 por ciento de los pacientes diagnosticados se hayan reactivado los síntomas por la inseguridad y el miedo que ha generado la pandemia», indica el doctor Pagán.

A esto se ha unido la dificultad para seguir el tratamiento y los retrasos en el diagnóstico por el cierre completo de la actividad hospitalaria en los primeros meses del estado de alarma por la covid, ya que hasta que se retomó la actividad presencial las consultas se seguían de forma telemática.

La Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Reina Sofía estuvo cerrada durante ocho semanas y tras reabrir pasó de tener 6 camas a 4 para garantizar a las pacientes habitaciones individuales por la covid, a la vez que se redujeron las visitas de la familia y el contacto pasó a realizarse por videollamada.

En este tiempo, la edad media de ingreso se ha reducido y si antes del confinamiento estaba en los 18 años, ahora ha bajado a los 15 años, siendo los jóvenes de 17 años el grupo de edad más numeroso que ha requerido atención.

También se ha visto incrementado el número de pacientes que han precisado ingreso, ya que en la fase prepandémica la media anual era de 25 jóvenes, cifra que subió hasta los 29 en el año 2020 (25 chicas y cuatro chicos), pese a haber estado la unidad cerrada durante dos meses.

La tendencia sigue al alza, según los datos que maneja el responsable de esta unidad, ya que en los primeros seis meses de este año 2021 ya son 26 los jóvenes que han requerido asistencia.

Los trastornos más frecuentes son anorexia y bulimia, seguidos el TANE (trastorno alimentario no especificado), que no cumple todos los requisitos de la anorexia y la bulimia y que es en el que se ha notado un empeoramiento.

La Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Reina Sofía lleva funcionando desde el año 2005 y es servicio de referencia regional. Cuenta con seis camas de ingreso, independientes de Psiquiatría, y dispone de personal propio. Los casos suelen llegar desde Atención Primaria a Salud Mental y ellos son los que analizan y diagnostican a los pacientes, derivando a los que cumplen los criterios de hospitalización por su estado de malnutrición o casos complejos. El doctor Pagán considera fundamental hacer seguimiento a estos pacientes, ya que la anorexia es la enfermedad mental con la tasa de mortalidad más alta, llegando al 10%.

Las urgencias psiquiátricas en menores se incrementan un 50%

La pandemia está dejando importantes secuelas físicas, económicas, sociales y psicológicas. Si bien es cierto que las secuelas físicas de este virus no lo son tanto en los menores de edad, las secuelas psicológicas sí lo están siendo.

Así lo han revelado desde la AEP (Asociación Española de Pediatría) en un reciente informe donde afirman que las urgencias psiquiátricas en menores desde el inicio de la pandemia se han visto incrementadas en un 50 por ciento.

Los expertos insisten en que es clave prestar mucha atención en detectar los casos a tiempo para poder poner un tratamiento correcto y solventar un problema que luego no se vea agravado.

El confinamiento, las restricciones, los cambios e imposibilidad de movimiento, la incertidumbre social y laboral han sido factores importantes para agravar la situación mental de los jóvenes, que en crisis como éstas se vuelven más vulnerables. En este momento hay que incidir en que la prevención es clave para poder evitar problemas futuros.

Desde el departamento de psiquiatría y psicología de la Clínica López Ibor recalcan que los jóvenes se encuentran con una problemática en la salud mental que hay que tratar, como cuadros de depresión y ansiedad, que suelen aparecer en esta etapa al ser un momento vital importante en el desarrollo de la persona, y tras los efectos de la pandemia pueden generar mayor vulnerabilidad, al igual que las adicciones.

Hasta niñas de 11 años han requerido ingreso

La anorexia suele iniciarse en la adolescencia o juventud temprana, entre los 14 y los 17 años, mientras que la bulimia suele ser más tardía, tal y como informa el doctor Gonzalo Pagán, responsable de la unidad del Reina Sofía. No obstante, han tenido casos extremos de niñas de hasta 11 años, pero por debajo de esa edad ya son derivadas a la Unidad Infanto Juvenil de la Arrixaca.