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Entrevista
Senador por la Región de Murcia

Miguel Sánchez: "No tengo miedo a las críticas a la novela; yo no soy escritor"

A través de Ginés, 'Charnego' traslada a los lectores a la Barcelona de hace cien años, donde el autor se permite la licencia de incluir personajes conocidos de la sociedad murciana actual

Miguel Sánchez: "No tengo miedo a las críticas a la novela; yo no soy escritor"

Charnego (La Fea Burguesía) no es solo un adjetivo despectivo por el que en Cataluña se conocen a los inmigrantes procedentes de una región española de habla no catalana, también es el título de la primera novela de Miguel Sánchez, senador autonómico de Ciudadanos por la Región. Hay quién aprovechó el confinamiento para aprender a hacer pan; él se puso a escribir y ya tiene su ópera prima a la venta.

¿Siempre quiso ser escritor?

Me encanta leer pero nunca me había atrevido. En el confinamiento, sin embargo, cuando vi que iba para largo, probé y se convirtió en un hobby, algo para pasar el rato. Incluso incluí personajes de sobra conocidos en la sociedad murciana actual y fácilmente identificables.

¿Como cuáles?

Bueno, hay políticos, algún escritor, periodistas como Ángel Montiel... Pensé en cambiar los nombres cuando vi que se iba a publicar de verdad, pero lo he dejado como recurso literario.

¿Por qué los años 20?

Siempre me ha llamado la atención la Barcelona convulsa de la época, llena de huelgas, tiroteos entre sindicalistas y pistoleros de patronos.

Charnego, una declaración de intenciones en el mismo título de la novela.

Sí, mi charnego es Ginés, un joven murciano del Valle de Ricote que se ve obligado a huir hacia Barcelona tras un truculento suceso. Entonces los emigrantes de la Región se instalaban en el barrio de La Torrassa (Hospitalet de Llobregat) y allí trabajaban en lo que no quería nadie: en las obras del metro de Barcelona y de la Exposición Universal.

Ese viaje hacia Barcelona tiene importancia en su novela.

Se hacía en un autocar que partía de Lorca y del Malecón (Murcia) por 200 pesetas de la época. Muchos murcianos vendían todo su capital para poder subirse. Lo llamaron el ‘transmiseriano’ después de que lo pusiera por escrito un periodista del diario separatista y catalanista El Mirador. Hizo la travesía de incógnito y contó que era un viaje de piojos, miseria, comunismo y fornicación. También decía que los murcianos éramos africanos sin civilizar, analfabetos y con tracoma.

No nos trataban con mucho cariño. Han cambiado los actores, pero el drama migratorio sigue de actualidad.

El ‘transmiseriano’ son las pateras de hoy. Los murcianos fuimos pobres como ratas, dispuestos a pagar todo lo que teníamos para meternos en un viaje de más de veinte horas. Lo que hacen ahora los africanos para llegar a Europa ya lo hemos hecho cientos de miles de murcianos antes. Y no hace tanto.

¿Entiende la actitud xenófoba de ciertos políticos?

Es la misma actitud que tenían con nosotros los supremacistas catalanes en la primera mitad del siglo pasado. Es bueno que lo sepamos. La novela está documentada con artículos de la prensa de la época, no me lo invento. Nos trataban como gente inferior que ocupaba los trabajos que no querían hacer ellos.

Usted que está en el Senado, ¿sigue habiendo políticos así?

Sin duda. Jordi Pujol y personajes de la Generalitat, incluido Puigdemont, han hecho comentarios despectivos de los murcianos, andaluces y extremeños. No hay que meter a todos en el mismo saco, no todos son supremacistas, pero ahora pasa más que nunca.

Ginés, el protagonista, vive muchas aventuras, pero no era lo común para los murcianos.

Qué va. Vivían hacinados en chabolas, como en las favelas de Brasil. Con mucho esfuerzo, salieron adelante y hoy en día es difícil encontrar una familia en la Región que no tenga parientes catalanes. Los murcianos levantaron Cataluña. Hasta el ‘pan tumaca’ es un invento de la Región.

¿Se ha quedado con ganas de más?

Me he quedado con el gusanillo, no lo niego. Puede que vuelva para sacar punta a Antonete Gálvez, que aparece en Charnego. Es un personaje que me apasiona y del que se ha escrito poco: un agricultor de Torreagüera que llegó a ser revolucionario, fundador del Cantón de Cartagena, diputado en las Cortes de la I República y, al final de su vida, concejal del Ayuntamiento de Murcia.

Antes habrá que ver la acogida de Charnego. ¿Le dan miedo las críticas?

No, porque yo no soy escritor; más que miedo, tengo curiosidad. Si le gusta a la gente, quedaré encantado. Hay grandes escritores de prestigio a los que admiro y no aspiro ni a parecerme.

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