Apenas ha transcurrido un año del primer Estado de Alarma que nos confinó en nuestras casas y puso fin a la docencia presencial en las universidades españolas. En esas fechas, en este mismo suplemento, explicábamos cómo hacíamos frente a un reto histórico: continuar con las clases de forma telemática en una universidad fundamentalmente presencial que, de repente, se veía obligada a convertir nuestras casas en espacios docentes para seguir en contacto con los estudiantes por vía telemática.

Ese desafío impuesto por una situación histórica sin precedentes, y que aún condiciona fuertemente nuestras vidas, fuimos capaces de abordarlo, estudiantes y profesores, por la voluntad conjunta de mantener viva la actividad de nuestra universidad, la principal institución de educación superior de la Región de Murcia. Gracias al apoyo del Área de Tecnologías de la Información y de la Comunicación Aplicadas y al Centro de Formación y Desarrollo Profesional nuestros profesores y estudiantes recibieron soporte y formación en un tipo de docencia desconocida hasta entonces.

Universidad de Murcia

Transcurridas las primeras semanas de confinamiento domiciliario, fuimos conscientes de que el curso 2019/20 acabaría con docencia en línea. De este modo, surgió un nuevo reto: evaluar el aprendizaje siguiendo principios de equidad y de igualdad de oportunidades y siendo especialmente sensibles con aquellos estudiantes matriculados en asignaturas donde la práctica era un porcentaje significativo de la misma.

Se modificaron, vía adendas (‘Planes de Contingencia 2’), los sistemas de evaluación de las asignaturas objeto de evaluación en junio y julio, se modificaron los calendarios y horarios de exámenes para realizar miles de evaluaciones online diarias sin que el sistema informático que soporta el Aula Virtual llegara a colapsarse y se aprobó un reglamento cuya finalidad era dar validez jurídica a este tipo de evaluación, inédita en nuestra universidad. Todo este proceso académico, administrativo y tecnológico vino acompañado de medidas para paliar la brecha digital. Así, la UMU llegó a prestar casi 500 ordenadores y a solucionar la conectividad de estudiantes con problemas de acceso en sus domicilios.

Docencia híbrida en la UMU

Apenas finalizaba el curso anterior, el Ministerio de Universidades y las comunidades autónomas manifestaron la docencia híbrida (semipresencial), al menos, para el primer cuatrimestre. En virtud de nuestra autonomía de gestión, la Universidad de Murcia desarrolló su planificación académica (‘Planes de Contingencia 3’) previendo un triple escenario: el presencial, el semipresencial (combinación de actividades docentes en grupos reducidos y seguros con docencia telemática) y el online (tal y como se había realizado la mitad del curso 2019/20).

En un esfuerzo de previsión también sin precedentes, el profesorado modificó sus programaciones (revisadas por los departamentos) y los centros adaptaron sus infraestructuras y el horario de ocupación de las mismas para que pudiera llevar a cabo la docencia en cualquiera de esos entornos. Finalmente, en septiembre de 2020, el Consejo de Gobierno acordó iniciar las clases en el modo presencial reducido y seguro (así nos gusta en la UMU llamar a la ‘docencia híbrida’ o semipresencial). Transcurridas casi tres cuartas partes de este curso académico, nos atrevemos a decir que la Universidad de Murcia adoptó la decisión correcta.

Aula Virtual UMU

La ingente explosión didáctica adaptada a la situación actual, plasmada en las guías docentes de las asignaturas, precisaba de más soporte tecnológico. El esfuerzo ha sido tremendo, pero se ha llevado a buen término. Se actualizó el sistema gestor del Aula Virtual y se reforzaron sus servidores, se optimizó el servicio de ‘videoclases’ y se incorporaron nuevas herramientas multimedia e interactivas.

En la mayoría de las aulas de la universidad (532 en una primera instancia, el resto a lo largo del cuatrimestre) se instalaron webcams, micrófonos y mesa de mezclas para impartir las clases al grupo reducido de alumnos que ese día tuvieran docencia presencial mientras el resto pudiera seguirlo, con la debida calidad de audio y de vídeo, en sus domicilios. Todo ello ha sido complementado con nuevos materiales didácticos y cursos de formación de carácter didáctico específico para la docencia semipresencial.

Es frecuente leer y escuchar opiniones que califican de inmovilista a la universidad española, acusándola de estar alejada del mundo laboral y desconectada del devenir de la sociedad, afirmaciones no siempre fundamentadas en datos objetivos y fruto, muchas veces, de impresiones y experiencias particulares. En cuanto a las nuevas metodologías de la actividad docente y al uso de las TIC se refiere, no podrán acusarnos de ello. La Universidad de Murcia ha demostrado un altísimo nivel de adaptabilidad de sus métodos e infraestructuras docentes manteniendo, al mismo tiempo, los niveles de excelencia y calidad que nos exige una sociedad como la actual, vertiginosa.

Nuevo ecosistema online

La evidencia de ser capaces de adaptarnos a otras modalidades de docencia abre nuevas expectativas a nuestra oferta de títulos, especialmente de máster, en la búsqueda de una mayor presencia de la misma en el ecosistema digital. Una buena parte del profesorado está convencido de sus beneficios, favoreciendo así la internacionalización de los estudios y de los estudiantes. Para ello hay que remover estructuras que, hasta ahora, han apostado firmemente por la presencialidad como esencia de la docencia universitaria.

Nuevo ecosistema online

Es preciso que desde el Ministerio y la Conferencia de Rectores se diseñe un marco que facilite el desarrollo de la serie de proyectos que comienzan a llegar progresivamente a los vicerrectorados de Estudios y que ahora se enfrentan a sistemas de verificación de planes de estudio no suficientemente adaptados a la docencia online. La semana pasada se publicaban en el BOE unas recomendaciones para las universidades referidas a estas nuevas modalidades no presenciales, pero harán falta otros cambios de carácter normativo, muchos de ellas ligados a la garantía de la privacidad de los estudiantes en los procesos de evaluación, más allá de una serie de consejos y pautas.

Ha quedado patente que, si de esta situación de pandemia vamos saliendo paulatinamente gracias a la ciencia y al comportamiento ejemplar de la mayoría de la ciudadanía. En paralelo, estamos seguros de que las universidades se adaptarán a este nuevo ecosistema, ampliando y optimizando su oferta de enseñanzas para llegar más allá de los límites de sus campus. La Universidad de Murcia no será ajena a este nuevo panorama.

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