La nueva consejera de Educación y Cultura, Mabel Campuzano, avanzó ayer algunas de las líneas principales de su acción política. «Ante todo quiero garantizar el funcionamiento de la estructura administrativa de la Consejería», señaló. Apuesta la nueva titular de Educación por la continuidad de los equipos técnicos formados por funcionarios.

La recuperación de la presencialidad en las aulas será uno de sus principales objetivos, pero para el próximo curso. «Llevarlo a cabo en este último trimestre sería demasiado precipitado», afirmó. 

Pin parental

Campuzano asegura que no puede sorprender a nadie que tenga como objetivo «la defensa de la libertad de los padres para decidir la educación de los hijos, y aquí entra no sólo lo que llamamos el pin parental, sino muy especialmente la defensa que debemos organizar frente a los ataques a esta libertad que supone la ley Celaá» La consejera recordó que esta ley no cuenta con el preceptivo dictamen del Consejo de Estado, ni con la comparecencia de expertos competentes en la materia, ni con la convocatoria de la Conferencia Sectorial de Educación. «Es una ley que vulnera derechos fundamentales, que desprecia la voluntad de las familias al no reconocer la demanda social que supone la enseñanza concertada, y muy especialmente, supone un ataque a la educación especial», sentenció. Recordó también que está recurrida ante el Constitucional tanto por el PP como por Vox, «lo que demuestra que en la defensa de la libertad y el futuro de nuestros hijos, que es el futuro de España, estamos todos de acuerdo». Apeló a la unidad para derrotar «a este Gobierno central liberticida que pretende acomodar toda la sociedad a su pensamiento y visión del mundo». 

En cuanto a sus objetivos en el área de Cultura Campuzano quiere centrarse especialmente en la defensa del patrimonio histórico regional. «Su puesta en valor puede ayudar a incrementar un turismo cultural muy limitado en la Región». Denunció que este patrimonio se ha degradado por la falta de fondos y políticas concretas de conservación y mantenimiento.  

Protestas en las calles

La diputada expulsada pero afín a los valores de Vox no cree que la cultura deba ser «una herramienta ideológica», sino todo lo contrario, «un canal que muestre la capacidad en la creación artística de las personas». Sobre las plataformas y los sindicatos, aseguró que «se han levantado contra nosotros aún antes de habernos nombrado». La diputada no quiere entrar en polémica «con unas personas que en realidad no quieren discutir sobre ningún tema y que sabemos que por sistema se van a enfrentar siempre a nosotros por mera ideología, aunque estoy dispuesta a sentarme a hablar de forma civilizada con todos ellos... cuando dejen de gritarme». Considera «indignante» que algunos quieran apropiarse de la educación pública como si ésta fuese «una propiedad de la izquierda». 

Respecto a su posible incorporación en el Partido Popular, aseguró que eso es algo que no se plantea. «Nunca había estado afiliada a ningún partido y mi experiencia en Vox no ha sido muy edificante; quiero seguir luchando desde mi independencia».