Las Urgencias de toda España llevan semanas preparándose para el pico de la tercera ola. Tal y como explica el jefe de servicio de este área del Reina Sofía, Pascual Piñera Salmerón, de todos los enfermos de covid-19, entre un 12 y un 15% pasarán por un centro hospitalario; de ellos, también entre un 12 y un 15% serán ingresados; un 10% de estos últimos entrarán en la UCI, una unidad de la que no saldrá con vida en torno a un 25 ó 30%. A más de 1.500 contagios diarios registrados durante casi toda la semana pasada, las matemáticas asustan.

¿Cuál es la situación de las Urgencias en la Región en estos momentos?

Las Urgencias estamos sufriendo el pico de lo que ha supuesto toda la interacción social de la Navidad. Advertimos que podía pasar hace tiempo y, por desgracia, teníamos razón.

¿No cree que pueda ir a más?

Desgraciadamente, pienso que nos quedan 2 ó 3 días para llegar al pico. Quedan por ver las dos mil y mil quinientas personas que daban positivo al día la semana pasada. Entre un 12% van a enfermar y van a venir al hospital. Si bien parece que ingresamos algo menos en los dos últimos días, la estancia de los enfermos es larga y cualquier ingreso supone sobrecarga. La semana que viene será muy dura.

Y de todos esos miles que se contagiaron, sobre todo los mayores pasarán por aquí.

Claro. Aquí entra gente joven con complicaciones o gente muy mayor. Los primeros en contagiarse fueron los jóvenes, que lo hicieron en reuniones sociales, y luego llevaron la covid-19 a las casas, donde están sus padres y sus abuelos. Estos últimos llegan cinco o seis días después.

¿Se han dispuesto recursos para los enfermos que están por llegar?

Hemos habilitado la cuarta ala en el Reina Sofía y queremos ampliar la zona covid de Urgencias para hacer más confortable la espera de los pacientes. Por otro lado, el viernes empezamos a despejar la planta psiquiátrica por si fuera necesaria.

¿Será todo esto suficiente para lo que puede estar por venir?

Precisamente, lo que me quita el sueño es dónde poner a un enfermo, dejarlo en un pasillo, no tener una cama donde subirlo. Eso nunca ha pasado en el Reina Sofía y me preocupa llegar a la situación de Madrid en marzo. En la Región no hemos llegado a colapsar, pero esto aún puede empeorar. Por nuestra parte, en Urgencias del Reina Sofía estamos haciendo un programa de control domiciliario de pacientes con neumonías leves, con el que nos encargamos de llamar a sus casas cada 12, 24 o 48 horas, según los casos, y los seguimos hasta que están bien. Esto se hace independientemente del control de Atención Primaria. Comenzamos con este sistema en abril y, de momento, obtenemos buenos resultados y así vamos evitando ingresos.

¿Los pacientes son conscientes de cómo han sido infectados?

Sí, ellos mismos lo cuentan en el hospital. Aquí vemos a familias enteras.

Se ha mostrado crítico con las decisiones que se están tomando tanto a nivel nacional como regional para atajar la pandemia. ¿Qué está fallando?

A nivel nacional, no podemos ser 17 sociedades sanitarias. Tiene que haber un norte que establezca claramente los límites a partir de los cuales actuar para, entonces, elaborar unas niveles de actuación iguales para todos. Si hay números para confinar en una región, se tiene que confinar. El confinamiento mixto, con un toque de queda serio, da resultado. El pasado noviembre, sin ir más lejos, vimos que la incidencia bajó en quince días de manera importante tras cerrar los bares y el ocio dos semanas y con toque de queda nocturno.

¿Y en qué cree que no se ha hecho bien a nivel regional?

Desescalamos en noviembre muy precipitadamente. Entiendo que habría muchas presiones de sectores que se estaban viendo afectados por los cierres, como el ocio y la hostelería, que tienen en la Navidad una fecha muy importante para obtener beneficios. Probablemente hubiéramos tenido la necesidad de estar más días como a principios de diciembre y no abrir tanto la mano.

Criticó a Fernando Simón por decir que en Navidad lo pasamos mejor de lo que debíamos.

Porque lo habrá pasado muy bien él. Mi equipo y yo hemos estado trabajando para preparar la tercera ola. Todos los hospitales y todos los sanitarios de España estuvimos currando como llevamos haciendo desde hace diez meses. Sus declaraciones podían haber sido más matizadas.

¿Cree que la labor de Urgencias no está recibiendo por parte de la Consejería de Salud el reconocimiento que merece?

Urgencias es de los servicios que más se está mojando en esta pandemia. No podemos olvidar que todos los enfermos que son ingresados pasan por nosotros de una forma o de otra. En esta Región, en ocasiones, nos relegan y nos restan la importancia que tenemos. Y tampoco hay que olvidar que estamos doblando circuitos prácticamente con el mismo personal.

¿No se ha reforzado su servicio desde el mes de mazo?

Hubo cuatro contrataciones en verano para un equipo de 31.

En la primera ola hubo una caída drástica de las visitas a Urgencias. ¿Sigue siendo así?

No. En marzo tuvimos una caída del 70%, no solo en la Región, donde pasamos de ver 300 personas a 70 u 80, sino en todo el mundo. A lo largo del verano volvimos a ver en Murcia a unos 220 y se ha estabilizado en ese número.

En marzo, esta disminución llevó aparejada que muchos enfermos aguantaran en su casa dolencias que requerían un médico urgentemente.

Dejamos de ver pacientes con cardiopatías isquémicas, con ictus... pero lo que más nos dolió fueron los enfermos con procesos oncológicos que no habían venido por miedo a la covid. Esto no está pasando ahora.

¿Directrices a seguir para los meses que nos quedan?

Hay que vacunar como locos. Mientras tanto, evitar el contacto todo lo posible.

¿Confía en que la pandemia servirá para dar más valor a la sanidad pública?

Yo creo que sí, lo que tenemos que aprender es ir por delante de las patologías. Las administraciones tienen que ser mucho menos burocráticas. Los ensayos clínicos, sin ir más lejos, han sido tan rápidos porque se ha eliminado burocracia y porque se ha invertido mucho dinero.

¿Cuándo se cogerán unas vacaciones en condiciones?

No creo que eso pase antes del año que viene. A todos nos quedan días del año pasado.