El sector servicios siempre se ha erigido como uno de los ejes de la economía española, convirtiéndose en una importante fuente de riqueza. La hostelería del país, concretamente, facturó en 2019 unos 123.000 millones de euros, representando un 6,2% del PIB nacional. Sus 314.311 establecimientos emplearon, además, a 1,7 millones de trabajadores, según datos de Horeca. Pero el golpe que ha supuesto la crisis sanitaria del coronavirus ha propiciado que muchos emprendedores vean cómo abrir cada día sus establecimientos se convierte, prácticamente, en un milagro. Otros muchos han tenido que cerrar al no poder soportar una crisis llena de incertidumbre y con constantes cambios de legislación.

El primer golpe llegó en marzo, cuando se decretó el primer Estado de Alarma. Con las persianas bajadas y sin posibilidad de mover ficha, las facturas se iban acumulando y los ahorros descendiendo, hasta llegar las primeras deudas que se hacían totalmente inasumibles. Con la flexibilidad en las medidas sanitarias, muchos establecimientos tuvieron que reinventarse ocupando nichos de mercado, que eran totalmente nuevos para ellos, como el servicio a domicilio. Otros, debido a su propia infraestructura, se vieron obligados a seguir con la puerta cerrada.

En los momentos más complicados, hubo restaurantes que siguieron prestando su ayuda, como, por ejemplo, para hacer más fácil el trabajo de los transportistas. Esto se facilitó con la apertura de restaurantes de carretera que permitían a los conductores poder comer en sus terrazas y ofrecerles así unos servicios mínimos.

El último varapalo, y más reciente, llegó en el mes de noviembre con un nuevo cierre de la hostelería, algo que los profesionales del sector no aceptaron. En el caso de la Región, el Gobierno ha puesto en marcha medidas de ayudas para los profesionales con el fin de poder paliar la dura crisis económica en la que se encuentran inmersos. Otro de los subsectores afectados han sido los salones de celebraciones que han visto como, durante 2020, no se ha podido llevar a cabo ningún tipo de celebración.

Pero, pese a todos los contratiempos, la hostelería dio un paso al frente para ayudar a los que más lo necesitaban. Para Francisco Molina, propietario del mesón Don Pancho (ubicado en la murciana pedanía de Puente Tocinos), las duras situaciones propiciadas por la pandemia le llevaron a crear la iniciativa ´Olla solidaria'. El propietario de este mesón, conocido en el pueblo por los ´pollos mareaos' que ofrece durante los fines de semana, pensó en los más necesitados: repartió esos pollos sobrantes del fin de semana para los más desfavorecidos. «En lugar de tirarlos, me fui con mi coche por las calles de Murcia, y a todo el que estaba pidiendo, le regalé uno». En este sentido, destaca que «cuando vi que la gente agradecía el regalo, pensé en seguir abierto haciendo comidas para llevar e intentar dar de comer a la gente necesitada», explica Molina, quien comenzó entregando comida para quince personas y llegó a dar más de 300 personas en un solo día.

Esta crisis ha provocado que, pese a seguir teniendo el bar abierto, haya tenido que volver a trabajar en el sector de la construcción y las reformas para poder pagar las facturas del bar. «Realizo trabajos de pintura y cerrajería, todo lo que va saliendo, para poder tener más ingresos y hacer frente a las facturas del bar», explica Paco Molina, quien recuerda que «actualmente seguimos con la ´Olla Solidaria' y atendemos a 35 personas todos los días». Además, han creado una asociación cuya constitución está en ciernes, y esperan seguir prestando ayuda a la gente que peor lo está pasando. «Esta crisis va a dejar a mucha gente tirada en la calle. Qué menos que tengan una comida digna al día», concreta sobre su proyecto de asociación benéfica.

El boca a boca fue el encargado de hacer el resto, ya que compañeros de profesión de Francisco, así como más de una veintena de voluntarios, se presentaron para ayudar cada día tanto en la cocina como en un reparto que llega prácticamente a todas las pedanías de Murcia. Francisco Molina ha sido el ejemplo de que, durante este negro 2020, ha sabido sacar lo mejor de las personas para estar a disposición del más necesitado, aunque él mismo no navegara en tiempos de bonanza.