La Comandancia de la Guardia Civil de la Región, tras los trámites preceptivos de notificación a los propietarios y publicación en el Boletín Oficial del Estado y en el de la Comunidad Autónoma, procederá el lunes 26 de octubre a la subasta de 506 pistolas y escopetas, que por motivos diversos (caducidad documental, entrega voluntaria, etcétera) tienen la condición de armas a subastar.

En concreto, se exponen 52 pistolas, 38 revólveres, seis de avancarga, 12 detonadoras, 402 escopetas, 40 carabinas, y diez rifles, indican desde el Cuerpo.

La subasta es algo ya tradicional: se hace todos los años, aunque generalmente en primavera o verano. En 2020, la pandemia de coronavirus también ha trastocado la celebración de esta iniciativa. No solo a la hora de haberla aplazado, sino en el modus operandi: gel de manos en la puerta y un aforo limitado en el lugar donde desde el lunes se muestran las armas a subastar.

Un guardia civil, junto a algunas de las armas. Juan Carlos Caval

El brigada Rafael Torres, jefe interino de la Intervención de Armas de la Benemérita en Murcia, apunta que esta subasta estaba «prevista para junio».

Este miércoles, el jueves y el viernes, de nueve de la mañana a una de la tarde, seguirán expuestas las armas para quien desee verlas.

Resalta Torres sobre las piezas a subasta que «la mayoría se las quitan (a sus dueños) por caducidad de licencia o ésta se revoca por orden judicial». Asimismo, hay «armas de personas que han fallecido», cuyos herederos no desean quedarse con ellas.

«Son todas armas limpias», asegura, preguntado por si hay alguna que proceda de un asesinato. Es más, «una que intervino en un suicidio, se ha sacado del proceso para destruirla», subraya.

En cuanto al perfil de la persona que puja, «son cazadores interesados en alguna escopeta, armeros, policías, militares y gente aficionada al tiro olímpico». La gran mayoría, hombres. «Vienen mujeres, pero son menos», dice.

Escopetas expuestas en la Comandancia. Juan Carlos Caval

Las armas que no encuentren dueño nuevo tras la subasta acabarán en una fundición y se convertirán en vigas y listones, concreta el brigada.

Precios dispares

«El propietario en su día consideró que debía ponerle ese precio», comenta el jefe interino de la Intervención de Armas a propósito de la diferencia que existe entre unas y otras.

Y es que sobre las mesas habilitadas por el Instituto Armado para mostrar los rifles, carabinas y pistolas, cada uno con su etiqueta, se ven precios dispares. La más cara, detalla el responsable de la Intervención, es «una escopeta LIG» que cuesta 3.000 euros.

«El dueño tiene obligación de ponerle un precio», destaca el brigada Torres. En el caso de que el propietario no lo establezca, es la propia Guardia Civil la que lo fija. Detalla el brigada que «hay gente que prefiere que su arma se destruya y vaya a chatarra», razón por la cual ponen un precio tan alto: para que nadie puje por ella». Así, se subasta una pistola con el precio de salida de 1.500 euros, mientras que otras cuestan apenas 10.