Buscando apoyo vecinal

Uno de los trucos que constan en el manual del okupa pasa por meterse en el bolsillo al vecindario. Algo que no pasa cuando los usurpadores son personas que más bien generan problemas en el residencial, bien por ruidos, broncas o similares. Apunta la instrucción que, a la hora de evitar un desalojo, «lo más importante es que los vecinos estén organizados para evitar un desahucio de la familia. La solidaridad es muy importante y está siendo la mejor alternativa al crear una alarma social con la que no gusta lidiar a los secretarios judiciales. Para ello acudir a las entidades del barrio que puedan ayudar: asociación de vecinos, oficinas derechos sociales...»

Mejor alguien vulnerable

También puede darse el caso de que abra la puerta un menor de edad o una persona enferma. En este caso habría que avisar a los servicios de un médico, lo que volvería a retrasar el desalojo varios días, aconsejan.

Perros y víboras

Otra instrucción detalla que «lo mismo sucede cuando al entrar en el inmueble hay animales (perros, gatos, serpientes€), que no se puede celebrar el desalojo». Es necesario llamar al organismo correspondiente para examinar a esos animales y sacarlos del inmueble, algo que confirman fuentes policiales. Esto puede retrasar el proceso un par de días hasta un mes, dependiendo de las circunstancias. Una vez desalojados los animales, la comisión judicial debe fijar otra fecha para el desalojo, por lo que dependerá también de la agilidad de ésta el retraso que pueda producirse.

'Oficina' en Barcelona

En la Región de Murcia no consta que exista algo similar, pero en otras partes de España no se esconden. «La seguridad de estar bien asesorada: la oficina de okupación». Es el lema de esta Oficina de Okupación, sita a unas manzanas del Ayuntamiento de Barcelona. Está creada por la Asamblea de Okupas de Barcelona y es un servicio que, por su naturaleza, debería ser clandestino.