La importancia de concienciar sobre los problemas auditivos

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El último domingo de septiembre ha estado marcado en el calendario desde hace más de seis décadas como uno de esos días en lo que la reivindicación adquiere un papel protagonista. La razón es la celebración del Día Internacional de las Personas Sordas, una fecha en la que se pretende sensibilizar y concienciar a la población mundial acerca de las particulares necesidades de todos aquellos que sufren sordera y de la importancia de la creación de programas e iniciativas que permitan su inclusión dentro de todos los ámbitos de la sociedad.

Desde que la Federación Mundial de Personas Sordas (WFD) decidiese en el año 1958 empezar a conmemorar este día, muchísimas han sido las instituciones y organizaciones que se han sumado de manera activa a hacer crecer esta concienciación social con la causa, con un objetivo bien marcado desde el principio: impulsar la detección temprana de los trastornos auditivos. Una de estas alteraciones es la hipoacusia infantil, que se trata de una deformación de los conductos auditivos debido a su falta de desarrollo. Si se diagnostica dentro de los primeros tres meses de vida, se puede realizar una intervención quirúrgica que permitirá al niño poder oír normalmente el resto de su vida.

La conmemoración del Día Internacional de las Personas Sordas refleja su importancia en el dato que explica que el 60% de todos los casos de sordera en la actualidad (aproximadamente 466 millones de personas sufren algún problema auditivo en todo el mundo) se podrían haber prevenido si se hubiesen diagnosticado a tiempo. Además, se estima que para el año 2050, 1 de cada 10 personas sufrirá algún tipo de discapacidad auditiva.

Los problemas de audición siempre han estado ligados culturalmente a la población de edad avanzada, pero desde hace años los estudios llevan demostrando que cada vez es más común que los jóvenes sufran estos deterioros auditivos. Se estima que el 50% de los jóvenes de entre 12 y 35 años de edad están en riesgo de desarrollar algún tipo de pérdida de audición. Esto se debe en parte a la exposición continua al ruido en contextos distintos, y sobre todo al uso excesivo de los auriculares a un volumen desaconsejado por los especialistas.

Los problemas de audición no son exclusivos pues de las personas de edad avanzada (los más afectados) y de jóvenes, y es que los más pequeños también pueden desarrollar ciertas dificultades auditivas. La mayoría de estos trastornos auditivos en bebés suelen tener un factor genético, aunque también se pueden asociar a complicaciones durante el desarrollo del feto o incluso problemas durante el parto. Aquellos casos en los que los trastornos se presentan en niños completamente sanos se pueden prevenir de distintas maneras, ya sea en la limpieza del oído, que se debe realizar de manera superficial y sin introducir bastoncillos en el canal auditivo, evitar el uso de auriculares y mantener un control de sus capacidad auditiva, para así poder detectar cualquier tipo de disfunción a tiempo.

La LXII conmemoración del Día Internacional de las Personas Sordas cuenta con un factor extra de reivindicación, y es que la situación excepcional que atraviesa el planeta debido a la crisis de la covid-19 ha hecho aflorar un nuevo ejemplo del aislamiento que las personas sordas pueden llegar a sufrir en su día a día. El uso obligatorio de mascarillas supone una barrera para todas aquellas que sufren alguna discapacidad auditiva y necesitan leer los labios para poder comunicarse. Además, la sustitución de la presencialidad por la comunicación telefónica también acrecenta estas dificultades a las que las personas con problemas auditivos deben enfrentarse cada día.

Algunas de las iniciativas impulsadas para reducir esta brecha comunicativa, como la elaboración de mascarillas transparentes que permitan leer los labios, encuentran en el Día Internacional de las Personas Sordas el mejor de los altavoces posibles.