«Llegaron en patera huyendo de calamidades, llegan a Murcia y se les estigmatiza haciendo creer que son portadores del virus», lamenta Moisés Navarro, presidente de la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD) de la Región de Murcia, a propósito de las decenas de personas que desembarcaban la semana pasada en el puerto de Cartagena, tras entrar por mar de forma irregular.

Se refiere Navarro a lo acontecido el jueves en la localidad de Los Nietos, donde «varios vecinos les increpan al grito de 'maricones de mierda, hijos de puta, perros'...», hasta que «tienen que ser desalojados». «Eso es racismo y xenofobia», tiene claro.

En la barriada murciana de La Fama pasaba lo mismo: la presencia de nueve migrantes en un piso despertaba el recelo de los residentes, entre los cuales cundía el pánico: «se dice que tienen coronavirus», empezó a comentarse por el boca a boca. Cuando la realidad, insistían desde Cruz Roja y la Delegación del Gobierno, es que estas personas habían dado ya negativo en una PCR hecha a pie de puerto, al llegar. Los inmigrantes que sí consta que están contagiados no permanecen en pisos de organizaciones humanitarias: son hospitalizados.

Un coche de Policía, en la puerta del edificio de San Antón. Israel Sánchez

Desde la Consejería de Salud informaron ayer de que ya son ocho los inmigrantes llegados a la Región de Murcia a bordo de una patera en la última semana los que han dado positivo en coronavirus tras una PCR. Quienes llegaron en patera con ellos permanenen en cuarentena, en pisos de una ONG, porque, aunque han dado negativo, de momento, han de guardar una cuarentena, hasta que se les haga una segunda prueba. La Policía vigila en la puerta de estos edificios, con un coche patrulla, que las personas, en su mayoría varones jóvenes, no abandonen el piso.

«Es racismo por su pobreza: es aporofobia», subraya el sacerdote y activista Joaquín Sánchez. El diccionario define la aporofobia como 'repugnancia o temor obsesivo a la pobreza y a toda aquella persona que es pobre.

De esta manera, el cura apunta que «ya ha habido brotes de coronavirus por el tema del turismo, pero el turismo no genera el rechazo» que se ve con las personas llegadas en patera. A su juicio, esto se debe a que los turistas «tienen un nivel económico medio-alto».

Lamenta Sánchez que una parte de la sociedad considere «que los pobres solo sirven como mano de obra barata, de usar y tirar». En este sentido, asevera que el trabajo de los inmigrantes en el campo, durante el confinamiento más estricto, fue «fundamental» para abastecer de alimentos a la población, pero que, sin embargo, «ha pasado muy desapercibido, porque no se valora».

El sacerdote aboga por «dejar en paz a África y no robar sus recursos naturales, y que ellos caminen por la senda que consideren necesaria».

«Son cabezas de turco»

Desde el punto de vista de la terapeuta Carmen Mª Mayor, «este sentimiento de rechazo que se ha despertado y que se sigue enraizando cada vez más en la sociedad no es más que una consecuencia del miedo que se ha sembrado estos últimos meses debido a la pandemia».

«Si bien es cierto que hay gente que ha vuelto a la normalidad y ha ido recuperando su vida poco a poco, otro sector de la sociedad aún está sumido en el miedo, y esto sólo crea en ellos el vivir en un bucle de negatividad constante», hace hincapié al respecto.

A su juicio, «de ahí se genera el estar expectante a cualquier noticia o acontecimiento que alimente aún más ese miedo». «Debido a las últimas noticias de la llegada de inmigrantes infectados, mezcladas con la tensión generada en parte de la sociedad por este miedo, automáticamente ven en estas personas, los inmigrantes, los culpables de que la situación empeore. Es decir , son utilizados como cabezas de turco», lamenta.

Por su parte, el abogado Jawad Romaili cree que «confluyen varias cuestiones: la migración, el problema sanitario, así como el cierre de fronteras». «Puedo entender, aunque no lo comparta, que se tenga miedo a que los que entran de forma irregular puedan estar infectados, y es deber de las administraciones realizar los controles pertinentes», dice.

«Entiendo la preocupación de los municipios de entrada de las pateras, pero, en este caso, es importante que siga imperando la solidaridad y el apoyo que siempre se ha aplicado, antes del coronavirus, en materia de asistencia», hace hincapié.