Una limitación importante en el uso de fertilizantes dentro de la actividad agrícola del Campo de Cartagena permitiría recuperar el acuífero cuaternario por completo en 18 años. Esta masa de agua subterránea situada bajo la cuenca vertiente del Mar Menor lleva registrando una concentración elevada de nitratos desde hace décadas, lo que llevó a la Comunidad Autónoma en el año 2001 a designar como zona vulnerable a la contaminación de nitratos de origen agrario el acuífero. La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) quiere declarar por su parte esta masa de agua en riesgo químico, proceso que se encuentra ya en marcha.

La concentración de nitratos del acuífero cuaternario del Campo de Cartagena se sitúa en valores de 200 mgNO3/l (miligramos de nitratos por litro). Este nivel se sitúa muy por encima de los valores óptimos que recomienda la comunidad científica, fijados en torno a los 50 mgNO3/l. Para llegar a esa cifra, un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia y el Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente remarca que debe haber una reducción global de la presión de nitrógeno sobre el acuífero del 80%, lo que derivaría en una regeneración de la masa de agua subterránea bajo la comarca de Cartagena en un periodo aproximado de 18 años. El informe, elaborado por el investigador Miguel Ángel Pérez Martín, explica que una reducción inferior a ese tanto por ciento no sería compatible con la recuperación del acuífero.

Actualmente, las concentraciones de nitratos en la zona de contacto del acuífero con el Mar Menor son superiores a los niveles medios registrados en la totalidad de la masa de agua subterránea, por lo que el investigador señala que esta zona tardaría nueve años en reducir a la mitad la concentración de nitratos, situándose la cifra en 100 mgNO3/l. En el conjunto del acuífero, por contra, serían siete años.

Pérez Martín establece que existe una relación entre la aplicación de fertilizantes y el exceso de nitrógeno que se produce en la comarca. La limitación del uso de esta sustancia en la actividad agrícola llevaría incluso a obtener reducciones significativas durante el primer y segundo año en cuanto a la concentración de nitratos. Esto implica que «los aportes de agua superficial durante los eventos de lluvias, que generen arrastres de agua y sedimentos, contengan una cantidad significativamente menor de nitrógeno».

Esta investigación de la Politécnica de Valencia entra de lleno en uno de los temas más polémicos de las medidas que establece el decreto ley de Protección Integral del Mar Menor. Pérez Marín se une a la lista de científicos que recomiendan ampliar la franja libre de fertilizantes y estiércoles hasta los 1.500 metros en torno a la laguna. Argumenta para ello que esta medida afectaría a una superficie de regadío de 1.400 hectáreas, mientras que el límite establecido hasta ahora (500 metros) solo afectaría al control de 127 hectáreas. «El incremento de anchura de la franja desde los 500 a los 1.500 metros supone multiplicar prácticamente por 10 la superficie afectada por la limitación, lo que puede contribuir de manera sustancial a la reducción de los aportes de nutrientes a la laguna salada» y evitaría los procesos de eutrofización, subraya.

En el informe también se pide un detalle que debería quedar explícito, según el autor, en el decreto ley de la laguna. «Se debería incorporar de forma clara y explícita la cantidad máxima de aporte total de nitrógeno por hectárea y año en la zona del Campo de Cartagena», una cifra que el investigador sitúa en 170 kgN/ha/año (kilogramos de nitrógeno por hectárea y año). Esta cantidad en el uso de este fertilizante sería el recomendado para que el acuífero pudiera regenerarse de la contaminación sufrida.