La Manga refuerza durante estos días los controles policiales para evitar desplazamientos de aquellos que cuenten con una segunda residencia en la costa y pretendían trasladarse hasta el Mar Menor con la intención de pasar en la Región las próximas semanas de confinamiento. Una práctica totalmente prohibida mientras permanezca el estado de alarma en España a causa de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus.

En Cabo de Palos, cuatro agentes de la Guardia Civil paraban a todos los vehículos y pedían a sus integrantes documentación y explicaciones acerca de a dónde se dirigían en la entrada a la población costera. A su vez, otro agente volaba un dron de 4 kilómetros de alcance con el que «cazamos a la gente que pretende evadir los controles o que se salta el confinamiento a pie», reveló.

Sin embargo, parece que la presencia policial ha provocado que aquellos que tenían planeada la ruta hacia la costa se lo pensaran dos veces: «Durante los últimos días hemos recorrido tanto Cabo de Palos como La Manga y no hay prácticamente nadie, no hemos notado ningún aumento significativo de turistas en la zona, salta a la vista», aseguraba otro agente señalando el paseo marítimo de Cabo de Palos mientras hacía un control en movimiento.

Además, los policías aseguran que los controles no se limitan a las zonas costeras y que, en concreto en la Comarca de Cartagena los cuerpos y fuerzas de seguridad -Policía Local, Policía Nacional , Guardia Civil y Fuerzas Armadas- trabajan coordinados para «controlar todas las entradas y salidas del municipio, tenemos controles en Cartagena, Torre Pacheco, Pozo Estrecho y demás diputaciones».

Aún así, el trasiego de coches en La Manga durante la jornada del Jueves Santo fue prácticamente nulo, al igual que el de peatones. «Yo he salido solo a comprar el periódico pero me voy ya a casa», aseguraba José Luis González, vecino de la zona. «No vienen turistas porque esto está muy controlado, voy en bicicleta y viviendo aquí al lado me han parado ya varias veces», aseveraba González.

Nuria Vicente, propietaria del quiosco, aclaraba que «vivieron durante los primeros días del confinamiento y la cosa no se calmó hasta pasado el puente del 19 de marzo», añadiendo que «ni de lejos es como la gente lo pinta, yo he llegado a escuchar que hay colas y colas de coches para entrar a La Manga estos días de Semana Santa, pero que va. Alguna cara nueva te encuentras que viene a por la prensa, pero muy pocos».

Un testimonio similar al de Chon Martínez, que regenta una farmacia en La Manga. «Es cierto que vino mucha gente cuando se decretó el estado de alarma, a mediados de marzo. Clientes míos que solo vienen en verano, personas mayores en su mayoría, se trasladaron hasta aquí y se encerraron en sus domicilios durante los primeros 14 días, pero todo el que tenía que venir lo hizo al principio de la cuarentena». La farmacéutica insistió en que «creo que hay demasiado bulo, yo no he visto ni filas interminables de coches que intenten acceder a La Manga, ni mucho menos he tenido una avalancha de nuevos clientes en mi establecimiento. Al revés, si no estuviéramos bajo el estado de alarma y se estuviera celebrando la Semana Santa yo tendría que estar abierta todos los días festivos que están por llegar, mañana y tarde. Sin embargo he tenido que reducir el horario de la farmacia porque total, para estar aquí sola y tener el local vacío».

La mayoría de comerciantes asegura que los locales permanecen vacíos durante gran parte del día. «No he visto caras nuevas durante las últimas semanas», ratifica Antonio Sánchez, propietario de un pequeño supermercado en Cabo de Palos mientras atendía a la única clienta del local en esos momentos.

No obstante, Bartolomé Navarro, patrón de un barco pesquero que sale diariamente a faenar, asegura que «algunas de las casas de veraneantes que estaban cerradas hasta hace poco, ahora están abiertas, sobre todo en la zona de Cala Reona, las veo desde el barco y la semana pasada estaban cerradas a cal y canto».

A pesar de los rumores que circulan por la Región durante los últimos días y que apuntan que la costa cartagenera está repleta de vehículos que pleno estado de alarma, las calles vacías corroboran los testimonios de vecinos y comerciantes. Aún así, los controles seguirán vigilando accesos a La Manga y recorriendo las poblaciones costeras para evitar infracciones durante el confinamiento que pongan en peligro la salud de los habitantes y favorezcan la propagación del coronavirus.