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Este investigador del Centro Tecnológico IDONIAL (Asturias), tiene en su haber varios reconocimientos a su carrera, como el Premio Europeo de Divulgación Científica 2009, el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2017, el Premio Nacional de Arquitectura Avanzada 2018 y el Premio Nacional COSCE a la Difusión de la Ciencia 2018.

¿Qué es para usted la tecnología? ¿La ve como una oportunidad o como una amenaza?

Me gusta definir la tecnología como una extensión de nosotros mismos que trata de superar nuestras limitaciones. Cuando no podíamos ver lo suficientemente lejos, inventamos el telescopio y así fuimos capaces de sumergirnos en el fascinante paisaje interestelar. Cuando quisimos viajar a lugares lejanos, inventamos el avión. Para hablar con personas que no estaban cerca, creamos el teléfono. Desde este punto de vista, veo a la tecnología como una oportunidad más que como una amenaza.

¿Pero no corremos el riesgo de ser esclavos de la tecnología?

Por supuesto, corremos el riesgo de obsesionarnos y hacernos demasiado dependientes de la tecnología. Pensemos en ese teléfono móvil del que podemos llegar a estar pendientes las veinticuatro horas del día e incluso ignorar a las personas que físicamente están a nuestro lado. Pero en este caso el problema no está en la propia tecnología sino en la gestión de la misma. Nuestra capacidad de gestionar adecuadamente la tecnología es uno de los grandes retos de esta era; es la que marcará la diferencia entre ser libres o esclavos de la tecnología.

¿Y cuáles son otros grandes desafíos del tercer milenio?

A nivel individual nos preocupa la salud humana. En otras ocasiones decidimos pensar colectivamente y nuestras miradas se dirigen entonces al desarrollo sostenible del planeta. Hay otros grandes tópicos candentes en la actualidad, como el de la inteligencia artificial, que despiertan esperanzas pero también temores. La tecnología puede y debe hacer frente a estos grandes desafíos del nuevo milenio.

¿Que nos deparará la inteligencia artificial en este siglo?

Veremos grandes avances en la denominada inteligencia artificial estrecha, una inteligencia confinada a un dominio específico. Ya tenemos máquinas que nos ganan al ajedrez o coches autónomos que conducen mejor que nosotros. IBM ha logrado mejorar el diagnóstico de ciertas enfermedades haciendo uso de inteligencia artificial y del superordenador Watson.