Ángel Pérez Ruzafa ha explicado que no tenemos que irnos muy lejos para encontrar un alga invasora en nuestro ecosistema marino: la Caulerpa prolifera.

«Es curioso que su crecimiento sea tenido como una muestra de recuperación del Mar Menor, cuando es una especie dañina para este ecosistema que debería desaparecer del todo, además de ser tóxica para los peces», apunta. Este alga eliminó la biodiversidad de la zona al provocar anoxia en los fangos, señala. El catedrático de Ecología recuerda que el centro del Mar Menor siempre ha sido fangoso, pero con fondos pardos gracias a la oxidación que permitirían las algas de la zona y en los cuales vivían bivalvos y gasterópodos, alimento para los peces. «Y ahora se están volviendo a ver en algunas zonas sin Caulerpa».