Es posible que ustedes se hagan a la misma pregunta cuando deciden renovar los aparatos electrónicos de sus hogares. ¿Qué hacemos con los viejos? Pues deben saber ustedes que pueden hacer con ellos mucho bien al medio ambiente y al futuro del planeta. Porque cada material del que está hecho el frigorífico que va a dejar de usar, cada pieza del televisor que ha 'jubilado' puede volver al sistema productivo tras ser tratado en la Planta de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) que la empresa Global París tiene en Cañada Hermosa.

La planta, donde trabajan 47 personas, abrió sus puertas en 2015 y desde entonces ha tratado 25.000 toneladas de aparato eléctrico y electrónico, principalmente frigoríficos y congeladores (unos 67.000, según la jefa de Departamento de Medio Ambiente y Tratamiento de Residuos, María Ángeles Franco), que son un tipo de aparatos considerados peligrosos, pues tienen componentes altamente contaminantes como los gases refrigerantes. En estos tres años, se ha evitado que se emitan a la atmósfera nueve toneladas de estos residuos peligrosos que generan efecto invernadero, a través de «un sistema de trituración en atmósfera inerte de nitrógeno líquido, que condensa el gas refrigerante a una temperatura de ochenta grados bajo cero», cuenta Santiago García Bonache, director técnico de la planta situada en Cañada Hermosa.

Tanto María Ángeles Franco como Santiago García Bonache recuerdan a los ciudadanos que, pese a que no pueden acudir físicamente a la planta, sus aparatos electrónicos pueden llegar a ellos de distintas formas. Una de ellas, en las tiendas, «donde no es necesario comprar un aparato nuevo para dejar el viejo». También los puntos limpios o ecoparques «y la tercera en nuestras instalaciones de Desguaces París de Lorquí, donde hay una báscula de pesaje abierta al público», afirma María Ángeles Franco, quien señala que en 2017 se batió el récord de material tratado, con 11.000 toneladas, con un incremento del 43% respecto al año anterior.

Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por hacer. «El objetivo europeo es reciclar 6,41 kilos de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos por habitante y año. La media española está en 5,3, mientras que la media murciana está algo por debajo, en el 5,2», apunta García Bonache, quien añade que la de Global París es la planta de referencia en el Levante, pues solo hay nueve centros de este tipo en toda España. «El 49,8% de los aparatos que recibimos procede de la Región de Murcia, pero la otra mitad, el 48%, viene de la Comunidad Valenciana. El 6,15% lo recibimos de Andalucía y el 0,94%, de Castilla-La Mancha», informa la jefa de Departamento de Medio Ambiente y Tratamiento de Residuos.

Los residuos que recibe la planta se almacenan en una explanada donde se hace la clasificación de material, separando la mercancía peligrosa de la no peligrosa. También se separa el cableado de los aparatos, que se trata para extraer el latón, el cobre y el plástico, que luego se enviará a otros centros para que vuelvan a la cadena de producción. También se podrá reutilizar el material férrico de los electrodomésticos, como el hierro y el aluminio, así como el vidrio. Todos estos materiales vuelven luego a la cadena de producción, dentro del nuevo concepto de economía circular, en el que todo se aprovecha. «Se recupera el 95% de los materiales», explica García Bonache. De esta forma, hay menos gasto energético que si se obtuvieran los recursos de la naturaleza. «Esto es una mina inagotable», comenta el director técnico.

El centro de Cañada Hermosa está especializado en aparatos de frío, pero también reciben ordenadores (que se despiezan) y televisores, que son enviados a gestores finales. También teléfonos móviles y tabletas. «El año pasado reciclamos 115 toneladas de lo que nosotros llamamos Fracción G, que son los teléfonos móviles, portátiles y tablets. Quien cambie de móvil y no sepa qué hacer con el viejo, debe saber que hay puntos de recogida en algunos centros comerciales», comenta María Ángeles Franco, quien se muestra confiada en que, muy pronto, se alcance el objetivo de 6,41 kilos de RAEE reciclados por habitante y año. «Aunque, como dice nuestro jefe, no tenemos techo».