La cercanía de la piscifactoría de El Gorguel a la costa la hace el blanco preferido para los pescadores furtivos, que suelen acercarse a las jaulas y romperlas para hacerse con los pescados, que luego venden. Este verano, en concreto, estas instalaciones han sido objeto de estos 'ataques' y, según explica el jefe del Servicio de Pesca y Acuicultura de la Consejería, Emilio Maria Dolores, a principios de la temporada estival se pilló 'in fraganti' a estos furtivos. La administración ya les ha abierto expedientes sancionadores e incluso ha llegado a manos de la Fiscalía. La actividad ilegal cesa siempre cuando las temperaturas bajan, pero también se está notando un descenso gracias a la colaboración entre la administración central (con la vigilancia del servicio marítimo de la Guardia Civil) y el de Pesca de la Consejería, así como la cada vez más seguridad privada de las empresas acuícolas.