La asociación Chrysallis, que agrupa a familias de menores transexuales, anunciaba: «Siento en el alma tener que dar esta terrible y triste noticia. Nuestro hijo Alan se quitó ayer su corta vida de 17 años. No pudo con la presión de la sociedad y nos ha dejado para siempre. Muchas gracias por todo vuestro apoyo recibido».

Por su parte, ante el suicidio del menor, Chrysallis indicaba: «No hay palabras para acompañar este dolor ni para expresar la indignación, frustración y vergüenza ante unas administraciones que nunca llegan a tiempo, que van siempre por detrás de las necesidades de la infancia y adolescencia transexual». «Desde Chrysallis seguiremos luchando para que la sociedad respete a nuestras hijas e hijos, pero a Alan ya no le servirá», concluye la asociación de familias de menores transexuales.

Unas 150 personas se concentraban el día 27 en la plaza Sant Jaume de Barcelona contra el acoso escolar, convocadas por Chrysallis, a raíz del suicidio de Alan. La concentración sirvió para recordar que las personas transexuales y sus familias sufren continuamente actos de microviolencia, tanto social como institucional, que se acumulan y se suman a los obstáculos que supone vivir esta situación, y que, como le pasó a Alan, se convierten en una carga insoportable. Días después, la madre del joven confesaba las vejaciones que éste había sufrido.

Desde Chrysallis se exigió a los poderes públicos, a las administraciones educativas y sanitarias, a los encargados de los registros civiles, a los partidos políticos, y en general a toda la sociedad «que se proteja a los menores transexuales, haciendo que se reconozca y respete su identidad sexual». Porque #YoTambiénSoyAlan.