La noticia del accidente sacudió a los familiares de Javier Moreno y Fernando Martín pocos minutos después de que los periódicos digitales, radios y televisiones comenzaran a dar datos de la tragedia en los Alpes. Sabían que ambos iban en el avión y había pocas razones para la esperanza. El número de su vuelo coincidía con el de la compañía de bajo coste alemana Germanwings y, además, algunos familiares habían hablado con ellos poco antes de que embarcaran. «Estamos todos destrozados», afirmaba sin todavía poder creer lo ocurrido Javier Martínez, hermano de Fernando.

Las dos víctimas son parientes -Fernando está casado con una sobrina de Javier-. Viajaban juntos a Alemania porque Fernando quería comprar un camión para el negocio familiar y quería el asesoramiento de Javier, camionero de profesión; según explicaron fuentes cercanas a la familia.

El dolor por su fallecimiento quedó plasmado en las redes sociales por Mari Carmen Moreno, esposa y sobrina. A media tarde de ayer publicaba un mensaje en el muro de Facebook de su marido: «Siento deciros que hoy Fernando, mi marido, iba en el avión del accidente y mi tío también, gracias a todos por el apoyo». Los mensajes de ánimo se contaban anoche por decenas. El mensaje se compartió hasta sesenta veces.

Los familiares directos de ambos partieron a Barcelona poco después de conocer la noticia del suceso. Salieron sin apenas tener confirmación oficial de que sus nombres estaban en la lista de pasajeros, pero ya lo daban por hecho. Tenían el número de vuelo y una persona que trabajaba en el aeropuerto de El Prat les confirmó que era el del vuelo accidentado. A mitad de viaje recibieron la confirmación y esperaban llegar a la ciudad condal para saber cuál era el siguiente paso a dar. Algunos de los familiares de las víctimas han partido hacia Francia en autobuses.

A medida que la noticia fue confirmándose en sus localidades de residencia y entre sus conocidos crecía la conmoción. Ambos son muy conocidos y nadie podía dar crédito a lo ocurrido. Fernando Martínez Rubio es hijo de la conocida ´pastelera de Calabardina´ y, además, él mismo trabajaba en el negocio familiar. En la pedanía de Águilas todo el mundo conoce a la familia de Pastelería Kati y hace poco tiempo que habían puesto en marcha otra confitería con el mismo nombre en Águilas, junto al Ayuntamiento, por lo que también comenzaban a ser muy conocidos allí. Precisamente, según explicaron fuentes cercanas a los fallecidos, el vehículo que iban a comprar en Alemania lo necesitaban para repartos de su nuevo negocio. Fernando, de 35 años de edad, tenía dos hijos pequeños y según pudo saber LA OPINIÓN, la noticia de que era uno de los pasajeros del avión siniestrado corrió como la pólvora entre los padres del colegio en el que estudian sus hijos.

Prácticamente lo mismo ocurría con Javier Moreno. Su familia es muy conocida tanto en Puerto Lumbreras, lugar de nacimiento y en el que estaba ubicada su empresa, como en Lorca. Allí, en la diputación de Purias, vivía junto a su mujer y sus dos hijos. Transportista de profesión, trabajaba junto a sus hermanos en la empresa Machilas S. L, ubicada en el polígono de Puerto Lumbreras. A la familia los conocían así, como ´los machilas´.

Uno de los hermanos se enteró de la triste noticia en un restaurante de Lorca. Mientras charlaba tranquilamente con personal del establecimiento recibió la llamada de la mujer y la sobrina de las víctimas. «Mi tío y mi marido iban en el avión», dijo ya temiéndose lo peor en los primeros instantes, tal y como relataron a LA OPINIÓN algunos testigos de esa conversación. A partir de ese momento, lo ocurrido corrió como la pólvora.

«Eran muy buena gente, y cariñosos», afirmaba una conocida de ambos. Muchos comentarios en Facebook de amigos y conocidos incidían en lo mismo. Las muestras de cariño y solidaridad eran innumerables.