Los terroristas esperaron al director de la sucursal a la salida de su vivienda y le encañonaron con una pistóla obligándole a montarse en su vehículo, indicándole que se dirigiera a la oficina, de la que, después de abrir la caja fuerte, sustrajeron 34.666 euros, un móvil y la llave del archivo. Tras apoderarse del dinero, los 'grapos' ataron de pies y manos a su víctima y lo encerraron en un baño y antes de marcharse le advirtieron de que "no hiciera nada" al menos durante diez minutos, aunque el interventor permaneció en esas circunstancias durante unos veinte minutos, hasta que llegó otra compañera, que le liberó y activó la alarma.

Los dos miembros del Grapo le habían hecho seguimientos durante varios días y conocían todos sus hábitos y costumbres, como la de llegar el primero a la caja de ahorros para ir preparando la oficina para abrir al público antes de que llegasen el resto de empleados, algo que aprovecharon para llevar a cabo el atraco.