Semana Santa en Cartagena: Domingo para la esperanza
La resurrección de Jesús impregna de alegría el cierre procesionista
Es el anuncio de la resurrección de Jesucristo, la base de la fe católica. La feliz noticia se propaga por el casco antiguo a través de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado, que saca un desfile que derrocha colorido, luz, flor, música, orden, esfuerzo e ilusión, mucha ilusión. Hay alegría, pero también tristeza, pues acaba la 'Semana grande de Cartagena' por este año.
A las diez y media es cuando se pone en marcha el blanco cortejo, en esta ocasión ya con el horario de verano que ha entrado en vigor en la madrugada anterior. El Santo Ángel portando la cruz es la primera imagen que surge por el pórtico de Santa María. Va sobre los hombros de los más jóvenes portapasos blancos (grupo mixto desde 2023), cuyo fervor se transmite al público. Surge a continuación Jesús Resucitado (titular de la hermandad), el grupo de la Resurrección (con tercio exclusivamente femenino) y el Sepulcro vacío-Mensaje del Ángel. Cristo se aparecerá después a María Magdalena (entre limoneros), a Santo Tomás (las tallas van sobre hombros de damas portapasos) y a sus discípulos en el camino de Emaús y en el lago Tiberiades (los peces son capturados en aguas del Mediterráneo por el cofrade Salvador Hernández Blaya). Los últimos de la fila, con tronos a hombros de caballeros, son San Juan y la Virgen del Amor Hermoso.
Se cierra la puerta del templo, pero enseguida, a las 12.10 horas, vuelve a abrirse pues ya regresan guiones despeje y romanos. El orden típico cartagenero se guarda también dentro de la iglesia, alcanzando el altar mayor, dejando entonces sus enseres al equipo de iglesia, que sigue, al igual que en la salida, trabajando a destajo, ahora colocando cada vara, hachote, banderín y estandarte en su lugar. Cada trono es recibido con aplausos por unos procesionistas (penitentes y portapasos) que al llegar han protagonizado innumerables escenas de felicitación, como abrazos y choque de manos. Son momentos únicos, cuya intensidad emocional va en aumento, en una cuenta atrás que 'estalla' con la llegada de la Virgen. La espera en la calle su hijo en lo que es un encuentro o 'aparición' que se instauró este siglo. Después, queda sola la madre, que escucha 'bailando' el himno nacional y la última Salve cartagenera, que muchos cantan, algunos con lágrimas en los ojos. Es el apoteósico final que todos desean vivir, pero que en este siglo no es seguro, pues ha sido la procesión más castigada por la lluvia.
RESTAURADA PARA LUCIR COMO NUEVA
La hermana mayor de la hermandad blanca, Marién García Boj, su directiva y las agrupaciones se fijaron restaurar el patrimonio imaginero de la cofradía. "Es un legado que recibimos y que debemos cuidar para futuras generaciones", proclama. El plazo fijado era acabar en 2026, pero la misión marca por muy buen camino y en 2025 estará culminada, con menos de tres años de ejecución. Macarena Poblaciones ha sido la encargada de 'rejuvenecer' las tallas, devolviéndolas al estado que tenían cuando fueron creadas.
Este año se han sumado los grupos de 'La aparición de Jesús a Santo Tomás' (estrenado en 1965) y el grupo del Cristo de la Resurrección (de 1950), ambos obra de Federico Collaut-Valera. Quedarán por acometer el titular de la hermandad, NP Jesús Resucitado (obra de González Moreno) y el grupo de 'La aparición en el lago Tiberiades' (Hernández Navarro). El restante, San Juan, será reemplazado a finales de este año por una nueva talla del escultor ciezano Antonio Jesús Yuste Navarro, que se estrenará en los desfiles de 2025.
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