Las zonas de Cabo de Palos y La Manga tienen más vecinos que nunca. Después de la época estival en la costa cartagenera, los veraneantes de otras comunidades, principalmente de Madrid, retornan a sus ciudades para retomar su trabajo y sus estudios; pero este año no se ha dado esa 'fuga' masiva de madrileños. Muchos han decidido quedarse.

Los vecinos aseguran que el coronavirus ha provocado que mucha gente de otros lugares decida pasar el invierno en Cabo de Palos y La Manga por miedo a un nuevo confinamiento; y, en el caso de los murcianos, pasar todos los fines de semana posibles en su segunda residencia en la costa.

Dicen que lo notan en que se ha triplicado el padrón, se ve más gente por las calles, hay nuevos alumnos en los colegios e institutos y en que muchas familias con Internet en sus casas de la playa solo los meses de verano han ampliado el servicio de Wi-Fi para poder telebrabajar.

No evitan el confinamiento

El Puente del Pilar llena Cabo de Palos y La Manga. A pesar de no ser temporada alta y un fin de semana con bajada de temperaturas, en las terrazas hay bastantes mesas ocupadas, muchas familias paseando por las calles y afluencia de coches.

Pero la premonición que tenía el Gobierno regional por los madrileños que podrían llegar para confinarse en sus segundas residencias este viernes, por haberse decretado el estado de alarma en su comunidad, no se ha cumplido. «No es momento para viajar», dijo el consejero de Salud, Manuel Villegas.

Y aunque se vieron largas filas de coches para salir de la capital, «los madrileños que permanecen en Cartagena están aquí desde septiembre y no han venido a pasar el confinamiento aquí, sino todo el invierno. Y ha subido el padrón», explica la vicepresidenta de la Asociación de Vecinos de Cabo de Palos, María Isidra Aznar.

«Había cola el viernes para entrar a La Manga», asegura Alfonso Montero, un vecino de Cabo de Palos: «Se nota más gente este finde, pero a mi urbanización han venido solo murcianos y cartageneros para pasar el puente».

«Yo titularía este puente 'falsa alarma' o 'no tantos madrileños como se esperaban'», piensa la empleada de la cafetería La Boutique, en el centro comercial Las Dunas.

Por seguridad y calidad de vida

Como adelantó La OPINIÓN a principios de septiembre, parejas jubiladas sin grandes ataduras en la ciudad y familias con posibilidad de teletrabajar y de escolarizar a sus hijos en Cartagena deciden quedarse en la Región al creer que el riesgo sanitario es menor y la calidad de vida mayor.

«Los más ancianos con patologías previas han decidido permanecer en sus casas de la playa por miedo a contagiarse en sus ciudades y por precaución», le cuentan en su farmacia a Antonio Plaza, el presidente de la Asociación de Vecinos de Cabo de Palos.

Es el caso del madrileño Miguel Sánchez, de 67 años, y de su mujer, quienes afirman que su vecino de 75 años y su hijo jubilado también se quedan en la costa porque «es casi como vivir en el campo. Aquí nos sentimos seguros».

El madrileño Jorge Collado lleva desde julio alargando su estancia en el campo de Cartagena. Al poder teletrabajar no tiene fecha concreta para volver a la capital. «Según se tercie la cosa», afirma. «He decidido quedarme por el riesgo sanitario y por si se repetía el confinamiento. Se encuentra uno más seguro aquí».

María Laguardia, también de Madrid, lleva el club de buceo Divers. Sostiene que, en sus cursos, muchos buzos son de la capital.

Miedo a decir de dónde eres

«No quieren admitir que son de Madrid», explica la dueña de la tienda La Isla: «La calle está llena de gente de fuera». «Tienen miedo a represalias», piensa el cartagenero Alfonso.

Gracia Siljestrom sabe que su tío madrileño ha decidido pasar este invierno en Cabo de Palos por la situación sanitaria, pero cuando habla con él, su tío lo niega. «Dice que se ha quedado porque le gusta la playa, no por el confinamiento», cuenta a esta Redacción.

Gracia es trabajadora en Mangatel, empresa de cobertura Wi-Fi, y conoce a «un montón» de clientes que han pedido después del verano la ampliación del servicio de Internet para poder teletrabajar. «Hay más gente ahora que pide una ampliación del servicio. El año pasado nadie», asegura. «Se han quedado muchas familias con niños, que han escolarizado, y los extranjeros también se están quedando por si no los dejan entrar a sus países».

"Bienvenidos sean los de Madrid. Va a ser un invierno interesante"

Boris Revuelta, agente inmobiliario de Inmocabo, recibe con los brazos abiertos a personas de otras comunidades que quieran pasar el invierno en Cartagena, ya que más gente en las zonas de costa cree que beneficiará y le dará más vida a Cabo de Palos.

«Bienvenidos sean los de Madrid. Va a ser un invierno interesante porque si éramos 1.000 en el padrón, ahora somos 3.000», dice. «Conozco a una familia que se ha empadronado y hasta ha escolarizado a su hija aquí por miedo a un nuevo confinamiento en Madrid», añade.

Asimismo, explica que el coronavirus ha favorecido la costa cartagenera porque ha sido «la mejor temporada en años. Mejor que nunca, el mejor verano porque se ha fomentado el turismo nacional».