Este año al caer la Pascua a mitad de abril, puede que tengamos la sensación de que la Semana Santa aún está relativamente lejos, pero la culpa de este habitual baile de fechas, como siempre, habrá que echársela a Dionisio el Exiguo -un monje de origen sirio, erudito y matemático creador del cálculo de la era cristiana o Anno Domini (año del Señor)-, que en el año 525 inventó un método para calcular la fecha de la Pascua y, así, acabar con las eternas discrepancias entre las iglesias de Roma y de Alejandría. La idea, siguiendo lo indicado en el I Concilio de Nicea (año 325), era fijar una sola fecha para la Pascua cristiana y que, además, marcase las distancias con la Pascua judía o hebrea, también llamada Pésaj (que significa 'salto'). Desde entonces, nuestra Pascua se celebra el domingo siguiente al primer plenilunio posterior al equinoccio de primavera (21 de marzo); por lo que este año, como la luna llena brillará en lo alto el martes 11 de abril, la Pascua o Domingo de Resurrección tendrá lugar el día 16.

Aclarar que la Pascua judía es una fiesta que dura 7 u 8 días y que recuerda la salida del pueblo hebreo de Egipto liderado por Moisés, camino de la tierra prometida, en el 1513 a.C. Representa pues el 'salto' de la esclavitud a la libertad y, este año, la celebran desde el ocaso del lunes 10 de abril (víspera del citado plenilunio) hasta el martes 18.

La fecha de la Pascua siempre ha sido muy importante en el calendario cristiano, pero no solo por determinar el inicio de la Cuaresma (40 días antes de la Pascua sin contar los seis domingos) y fijar el tiempo de la Semana Santa, sino porque determina otras fiestas cristianas de carácter móvil? y me viene a la memoria el refrán que decía: Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión. Es evidente que en muchos lugares de España, de aquellos tres relucientes jueves ya no queda ninguno, aunque en la Región de Murcia todavía se conmemora el Jueves Santo.

Fue a partir de 1977 cuando nos fuimos quedando huérfanos de estos jueves pues, el Gobierno de turno, declaraba laborable la festividad religiosa del jueves de Ascensión (a celebrar 40 días después de Pascua), y la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) no tuvo más remedio que trasladar la celebración al domingo posterior para facilitar la asistencia a misa de los cristianos.

Más de lo mismo pasó en el año 1990 con el jueves del Corpus Christi, (a celebrar 60 días después de la Pascua), y la Comisión Permanente de la CEE obró de igual forma trasladando la liturgia conmemorativa al domingo posterior. En cambio, el Día de Pentecostés, la fiesta cristiana más importante tras la Pascua que conmemora la venida del Espíritu Santo, al celebrarse 50 días después y en domingo, no ha sufrido variación alguna. Así pues, esperemos que el Jueves Santo, al menos en Cartagena, pueda relucir más que el sol durante muchos años.