En verano siempre buscamos la forma de esquivar el calor. Las altas temperaturas nos ponen a prueba y tratamos de hallar los rincones más frescos. También seleccionamos con criterios distintos a los del resto del año la ropa que vestimos. Solemos huir del negro porque pensamos que transmite más calor que el resto de colores. Pero, ¿es cierto que este color produce más calor?

Hay que tener en cuenta diferentes cuestiones. Por un parte, cuando el calor del aire en el ambiente es superior a la de la temperatura corporal, entre 36.5º y 37º, las prendas de color negro facilitan la refrigeración. En este supuesto, el cuerpo humano emite radiación, mucho sudor, y esta ropa ayuda a eliminarla.

Por lo tanto, el negro es un buen absorbente pero también un perfecto emisor de radiación. Si comparamos sus características con las del color blanco, podemos observar que el negro permite eliminar más calor.

La elección de los tejidos

Una vez aclarado la cuestión de los colores, pasamos a la siguiente, la de los tejidos. La elección de los materiales es importante para tratar de esquivar lo máximo posible al calor. Las fibras naturales son muy recomendables por sus propiedades de transpiración.

El lino es el material más utilizado en verano por su simpleza. La seda es muy ligera y perfecta para las temperaturas más altas. La lana tiene diferentes varianes, una de estas versiónes es más fresca y cuenta con numerosas ventajas de cara a la época estival, como regular la temperatura y humedad del cuerpo o su elasticidad. El algodón es otro de los tejidos recomendados.

Las fibras procedentes de la celulosa también son aconsejables para el verano. El rayón, el rayón de cupramonio o el tencel son materiales a tener en cuenta, pero tenemos que tenerlos controlados porque algunos son producidos mediante procesos químicos.