Excusas de lo más variopinto, hacerse el sueco o el turista y hasta suplicar. Lo que sea necesario con tal de evitar una multa.

¿Quién no ha pensado 'a posteriori' en la retahíla de argumentos que podrían haberle ablandado el corazón al agente de turno y con ello esquivar aquella sanción por no llevar el cinturón o haber sobrepasado el límite de velocidad permitido?

Este hombre decidió echar el resto e hincar la rodilla en el suelo para rogarle al policía local de Murcia que le dio el alto que no le multara. La persuasión del infractor no ha debido de dar sus frutos y ha decidido gastar la última bala de su recámara arrodillándose ante él y pidiéndole por favor que no le impusiera la sanción.

Mientras tanto, al calor del verano murciano, los ocupantes del vehículo en el que iba este caballero esperaban a que este hiciera alarde de sus dotes de convicción para continuar su trayecto.

Por su parte, el agente de Policía no pareció solidarizarse con la causa del infractor y se limitó a realizar su trabajo, a pesar de los sentidos ruegos del hombre.