Vestía una chaqueta de cuero que, de holgada, delataba una repentina delgadez. Acababa de apagar un puro señorita, vicio que decidió no dejar nunca, y arrullaba en el regazo a su inseparable "Trasgu". Dijo que se llamaba Josín Lazcano y que acudía a La Nueva España, periódico del mismo grupo editorial que La Opinión, porque necesitaba ayuda urgente: "Me muero y quiero encontrar una familia para ´Trasgu´. No quiero dejarlo en la perrera". Carta de presentación rápida porque no tenía tiempo que perder. Su historia impresionó tanto que, en dos días, encontró una nueva familia para su fiel compañero de cuatro patas. Él murió el este martes, en su casa, y cumplió todo lo que le había prometido a "Trasgu". Así reza la esquela: "Su más fiel, leal y querido amigo: su perro Trasgu".

Decía que el destino no era su amigo. O sí. Porque puso en su camino a "Trasgu", pero le llevó a dormir en la calle: "No encontraba ningún piso que me pudiera permitir que admitiera a mi amigo". Quería que "Trasgu" asistiera a su entierro. Antes de dejarlo con su nueva familia, se despidió de su amigo: "Le he dicho que disfrute y un secreto que queda entre él y yo".

Meses atrás, pese al aluvión de peticiones en el momento de buscar la nueva familia para "Trasgu", Lazcano se decantó por Antonia.

Antonia Morales es de Lorca y vive en la localidad asturiana de Lugo de Llanera desde 1994. Tiene un niño pequeño de 6 años y siempre tuvo perros en casa. El último falleció en enero de 2016 y pasó tanta pena que no quiso llenar el pesaroso vacío con una nueva mascota. Sin embargo, después de leer en aquel momento la historia de Josín, no lo dudó. "Cuando vi la foto en el periódico me dije: este perrín es para mí". Muchas personas llamaron al periódico buscando información, pero Antonia Morales lo tuvo tan claro que optó por calzarse unos zapatos, coger a su hijo, y plantarse en Mieres, localidad en la que vive el artista.