La procesión de la Vera Cruz cierra los cortejos marrajos con una muestra de austeridad que lleva a las hasta el último rincón de la ciudad el dolor y la tristeza por la muerte de Jesús.

Desde sus comienzos en el año 1956 se articuló este desfile en torno a las imágenes de la Vera Cruz y la Virgen de la Soledad de los Pobres.

Se trata de la procesión más moderna y austera de la Cofradía Marraja y una de sus principales características es que se retira la luz eléctrica de los hachotes y deja paso a la leve iluminación de las velas.

La última de las incorporaciones a esta procesión la constituyó, en el último tercio del siglo XX, el trono del Santo Sudario, con una réplica de la Sábana Santa de Turín que simboliza el principal mensaje de esta procesión: Cristo ha muerto pero va a resucitar.

El Lignum Crucis preside un desfile penitencial que deja la puerta entreabierta para las muestras de devoción, fe y celebración que marca el Domingo de Resurrección.

La procesión de la Vera Cruz parte desde Santa María en dirección para encontrarse en el cruce de las calles Duque y Serreta con la agrupación de las Santas Mujeres, cuyo desfile partirá desde el Rectorado de la UPCT. La procesión terminará a las doce de la noche, con la última Salve marraja a la Virgen de la Soledad de los Pobres, bajo el dintel del templo de Santa María.