Que en otoño del 79, después de haber descargado muchos camiones de fruta en una fábrica de conservas y de haber cortado algunas toneladas de uva en la vendimia francesa, cuando llegué a la Universidad de Murcia con la mochila cargada de ilusión y de amor al trabajo bien hecho. El libro Discours de la Méthode, escrito por Rene Descartes, comienza diciendo: «El buen sentido es lo que mejor repartido está entre todo el mundo, pues cada cual piensa que posee tan buena provisión de él, que aun los más descontentos respecto a cualquier otra cosa, no suelen apetecer más del que ya tienen», para después centrar toda la obra en la importancia de adquirir conocimiento, y que sea éste quien nos acerque a la verdad.

Durante Licenciatura me encontré con el conocimiento, y aprendí las claves para saber generar nuevo conocimiento durante mi tesis doctoral, que defendí en 1988, y que el CDTI seleccionó para presentarla en la primera Feria Internacional de Biotecnología en la que participó el Gobierno de España (Biotechnica 87, Hannover). Aunque estos mimbres pueden ser cimientos para hacer universidad, basta cruzar las fronteras para comprender como se puede hacer mucha mejor universidad. Dos años de estancia postdoctoral en Toulouse (1990-1992) y ser profesor visitante en las Universidades de Rennes (2007) y Bordeaux (2013), te permiten, por ejemplo, conocer la importancia de la conexión entre la Universidad y el tejido industrial (i.e. participación en el diseño de los programas formativos para mejorar la empleabilidad de los egresados, profesores con parte de su enseñanza reglada dedicada a la formación continua a los antiguos egresados, prestación de servicios y financiación de tesis doctorales, estancias de formación, jornadas intercambio de conocimiento y oportunidades, centros mixtos de investigación, reconocimiento de excelencias investigadoras al profesorado, becas a estudiantes desfavorecidos económicamente, etc.), y que te permiten comprender la superior velocidad a la que avanzan los países más desarrollados. La internacionalización de la vida universitaria es una necesidad absoluta, que vengo practicando desde hace casi 20 años, mediante la coordinación de convenios internacionales (i.e. Francia, Bélgica, Italia, Grecia, Alemania, Japón, etc.) de cooperación interuniversitaria, para que nuestros estudiantes y profesores puedan hacer mejor universidad. Además, es fácil comprobar que con la internacionalización se consigue generar conocimiento de excelencia (i.e. portadas de revistas líder del JCR, organización de congresos internacionales, ser admitido como fellow de la Royal Society of Chemistry-UK, etc.).

Tras pasar por todas las categorías de becario (predoctoral, postdoctoral y de reincorporación), fue en 1994 cuando accedí a la plaza de Profesor Titular, y a la de Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en 2004, en la Universidad de Murcia, que es donde he desarrollado toda mi actividad docente e investigadora. La ilusión incrementada, el esfuerzo y el amor al trabajo bien hecho me han permitido obtener el máximo nivel de reconocimiento posible (6 quinquenios docentes y 5 sexenios de investigación), así como estar incluido en la lista de científicos con mayor incide-h de España en el ámbito de la Biotecnología. Pero esta trayectoria es insuficiente para un enamorado de su universidad, que quiere hacerla mejor y más grande. Como vicedecano de Facultad durante 18 años ininterrumpidos desde 1996, me he implicado activamente en todas las tareas de gestión, responsabilizándome de un título que estaba en la cola de la demanda estudiantil en 1997, y transformándolo en un Grado que hoy está entre los diez de mayor demanda de nuestra universidad. Para su diseño, la aplicación de criterios de gestión universitaria similares a los empleados allende nuestras fronteras tiene buena parte de responsabilidad.

Ser decano de la Facultad de Química es la mejor oportunidad disfrutada para devolver a mi universidad una ínfima parte del agradecimiento que le tengo. La Facultad de Química, que egresó su primera promoción de licenciados en 1940, tiene mucho que ver en la transformación de la economía regional durante estos 77 años, aportando una buena dosis del talento que ha hecho crecer el tejido industrial que hoy tenemos. Por iniciativa personal, este decano detalló estos argumentos a la primera autoridad de la región, solicitándole la Medalla de Oro de la Región de Murcia para la Facultad de Química, y que le fue concedida en 2015, siendo la primera vez que un centro académico recibía tal distinción. Con los mismos argumentos, este decano implicó a los empresarios de nuestra Región en la construcción de la Tabla Periódica más grande del mundo en nuestra Facultad, y que inauguró oficialmente el presidente López Miras el pasado 14 de noviembre. Sin ninguna duda, fue una efeméride histórica para la Universidad de Murcia de la que me siento enormemente orgulloso y agradecido. El empresariado murciano es y debe ser un aliado esencial para implementar todas las herramientas utilizadas en Europa para hacer más y mejor Universidad de Murcia.

El pasado 24 de noviembre hice pública mi decisión de presentarme a las elecciones al Rectorado de la Universidad de Murcia. Avalado por la trayectoria y la experiencia acumulada, es mucha la ilusión, la energía y el conocimiento que dispongo para hacer de mi universidad el orgullo de toda la sociedad murciana. Para ello, únicamente puedo reivindicar mi perseverancia, mi esfuerzo y mi talante, que sumado al que aporta el brillante equipo que se está configurando, sin ninguna duda nos permitirán hacer mucha más y mejor Universidad de Murcia.