El AVE está ´enmarronado, quién lo desenmarronará, quien lo desenmarrone buen desenmarronador será´. Este trabalenguas ´tuneado´ es un buen resumen de la situación en la que se encuentra la llegada del tren de Alta Velocidad a la Región y a Murcia y de cuál es el futuro del soterramiento de las vías del tren, un proyecto eternamente aplazado y heredado de legislatura en legislatura sin que el cambio de color en el Gobierno central ni el de personas en la Comunidad y el Ayuntamiento (que no de partido) den esperanza alguna. A riesgo de caer en la frivolidad, este asunto se ha convertido en un marrón de envergadura épica para los políticos gobernantes en general y para el alcalde de la capital, José Ballesta, en particular.

El regidor se ve en la necesidad de nadar y guardar la ropa. Y más teniendo en cuenta que él no es partidario de que se cree un nuevo muro en su territorio. A estas alturas de la película solo le queda creer en la palabra de los responsables de Adif, que -como todo el mundo sabe- no han demostrado ningún tipo de empatía con los vecinos afectados y a los que no le duelen prendas mentir sin con ello logran que el carro siga andando (aunque sepan que la provisionalidad del muro puede llegar a ser eterna si las circunstancias no le son propicias). No hace falta recurrir a las hemerotecas para saber que vienen, prometen y cuando blincan Albacete, a otra cosa mariposa. Para los vecinos y la Plataforma Pro Soterramiento este tema también se antoja un marrón. Ya no saben qué hacer para parar el atropello que se cometerá en sus barrios. Les queda el cartucho de la denuncia en los tribunales, una mala solución si se tiene en cuenta que los poderes económicos, políticos y fácticos de esta Región presionan cada día un poco más para que el AVE llegue como sea y en las condiciones que sea.

Y si de marrones se trata, los que tienen otros dos buenos marrones encima de la mesa son los portavoces de los dos grupos de oposición mayoritarios del Ayuntamiento de Murcia. El líder municipal de los socialistas, José Ignacio Gras, anda como alma en pena intentando convencer a su parroquia de que es bueno aprobar los presupuestos municipales del Gobierno de Ballesta. Tan enconado está el tema que en su fuero interno se está abriendo paso una pequeña luz que tiene el abandono como final del túnel. En nada ayudan las ideas extravagantes del secretario general del PSRM-PSOE, Rafael González Tovar, que incluso ha llegado a insinuar que sería bueno colocar una urna en la votación de las primarias convocadas a nivel nacional para saber lo que piensa la militancia sobre la propuesta de Gras. El objetivo de esta consulta es que el portavoz municipal quede desautorizado y no le quede otra que la puerta de salida. No se entiende la razón de ese dardo envenenado, que ha sido finalmente descartado, si se tiene en cuenta que el inventor de la ´Murcia amable´ (uno de los eslóganes que acuñó en campaña electoral) le salvó los muebles a Tovar y se convirtió en candidato exprés, aceptando la lista impuesta por el aparato.

Mario Gómez, el hombre todopoderoso de Ciudadanos, se quedó prácticamente sin habla el día que uno de sus concejales, Javier Trigueros, rompió en el pleno municipal la disciplina de voto y se enfrentó a sus compañeros de bancada. Este edil, al que se le ha apodado ´el quinto elemento´ (cinco concejales tiene Cs), puede acabar en el grupo no adscrito y darle otro disgusto a Gómez, que de momento le ha quitado la liberación parcial que tenía. Por nadie pase.