En realidad, el sistema político que más respeta la libertad del hombre es el capitalismo. Sin paradojas. Sí, porque tiene en cuenta el interés individual asociado con el de otros (si resultara interesante) para la interpretación de los asuntos. Los otros sistemas políticos que ponen el acento en la solidaridad, por desgracia, no tienen buen pronóstico, pues el hombre y la mujer no son precisamente unos angelitos dispuestos a repartir igualitariamente el producto de sus beneficios. Es lástima, pero así es. ¡No somos unos santos benditos! El truco del capitalismo es reconocer las diferencias entre unos y otros, ofrecer la manija del progreso a los más listos y legislar para que una parte de la riqueza creada por ellos sea repartida entre quienes no somos tan listos. En resumen, la iniciativa privada crea riqueza y el Estado decreta su reparto.