Una vergüenza lo que ha hecho Pedro Sánchez con el PSOE. Ha tenido que ser la urna escondida tras el biombo de la sede de Ferraz la que ha provocado su dimisión. Un final cantado que cualquier profano de la política hubiese podido predecir.

Cuando un líder político no consigue alcanzar los objetivos para los que es contratado o elegido, lo normal es que sea él mismo quien se marche voluntariamente y sin presiones, junto a todo su equipo de afines. Es en esas circunstancias y situaciones cuando un líder tiene la obligación de dar todo un ejemplo de lo que es ser político, anteponiendo a su propio yo el interés del partido que representa y mucho más el interés de una nación, región o ciudad.

Pedro Sánchez lo ha hecho fatal. Después de las segundas elecciones debió dimitir junto a sus acólitos, nacionales y regionales, pero no, se esperó a las terceras, gallegas y vascas, para, tras las derrotas, ofrecerle a los socialistas un 'vamos a reflexionar' por toda responsabilidad, sin plantearse su propia salida.

Cuando un líder sale falluto y sus resultados le acompañan con igual color, no sólo fracasa él y se hace daño a sí mismo, sino que hace que todos los suyos coman del mismo manjar. Ahí es donde los perjudicados se rebelan contra el líder, pues la prueba de su incompetencia para el liderazgo ya no es excusable.

Pedro el intransigente, como se le llama por los baretos, atrincherado tras sus acólitos, entre los que estaba nuestro insigne líder político socialista Rafael González Tovar y su hija la ministrable, debió dimitir desde el primer momento, sin que nadie se lo pidiese, pero ya que no lo hizo de motu proprio, debió hacerlo al primer síntoma de que una gran parte de los suyos no estaban de acuerdo con su liderazgo y no dejar que su ambición y egocentrismo primasen sobre el interés general de su partido y de todos los españoles.

Pero la forzada dimisión de Pedro Sanchez no es suficiente para que el PSOE vuelva a ser lo que España necesita. Hace falta una depuración por todos los rincones del país. No nos engañemos, el fracaso de Pedro Sánchez no es solo de él sino también de los miles de líderes socialistas autonómicos, provinciales y locales que hay por todo el país, que son los que piden y recaudan los votos.

Entre ellos y porque nos afecta están los de la Región de Murcia, cuyo máximo responsable del fracaso del PSOE en las urnas murcianas es Rafael González Tovar y sus acólitos, entre los que está su hija María González Veracruz.

Tovar debe dimitir de inmediato y demostrar que él no es de esos que se aferran al sillón ni lo necesita. Tovar debe volver al consultorio médico a ejercer su profesión, en la que sí es muy bueno y querido, porque como político tan solo ha ido de fracaso en fracaso aumentando los males de su partido. Lo único que le ha salido bien ha sido lo de colocar a la hija, como buen padre... Yo también lo hubiese hecho.

En las sombras, cada vez menos oscuras, ya se le cuestiona sin tapujos, que ahí están las valientes alcaldesas, ¡un diez para ellas!, todo un ejemplo para los tíos cobardes que rajan y no dan la cara. Ni tan siquiera mi Ana Belén Castejón, vicealcaldesa de la segunda ciudad de la Región, le apoya ya. Hay que felicitar a esta joven política por su capacidad camaleónica para adaptarse al colorido de los tiempos. Hay que reconocerle que ha sabido anteponer sobre sus lealtades políticas hacia su amigo Pedro Sánchez y su padrino político Tovar, la lealtad al pueblo español y al socialismo, todo un ejemplo de lo que debe hacer un político y una socialista. Mi más sincero reconocimiento...; ésta sí es mi Ana Belén.

A Tovar, mi Rafagón, no le queda más camino que dimitir y hacerlo ligerico, no vaya a romper el PSOE aún más de lo que lo rompió en las pasadas elecciones con sus feas maniobras del censo de votantes y posteriores noches de 'paseíllos' para anular candidatos a las alcaldías y Senado no afines a su régimen político, que aún se recuerda como casi va al geriátrico a buscar un candidato para la alcaldía de Murcia.

Los gritos de «Tovar dimisión, Tovar dimisión» ya son un clamor en los bares, casas del pueblo y por las calles...Y van pal' Carmen. Es el momento de los buenos y verdaderos socialistas, con mentalidad de Estado y partido, por ese orden, como Roberto García, exalcalde de Beniel, el único político dentro del PSOE, hoy por hoy, con capacidad de arrejuntamiento para que este partido vuelva a ser lo que fue y nunca debió dejar de ser, haciendo que la gente olvide la era de fracasos továricos.

Y ya de paso, si hay nuevas elecciones, que nadie lo puede saber, que se elaboren unas nuevas listas que sean capaces de atraer el voto, aunque sea el de los socialistas. ¡Chsss! que a Tovar parece que ni le votaban los suyos.

Que no pongan en las listas a nadie de la saga Tovar, que hasta el momento han sido gafes. Y si no hay nuevas elecciones, pues que la tovarica disfrute estos cuatro años, porque serán los últimos que estará en el Congreso y sus chupes.

Lo dicho, antes de que la gente se vaya para el barrio del Carmen de Murcia, a la sede del PSOE, a gritar «Tovar dimisión», Rafagón debiera dimitir de su cargo como lo ha hecho su jefe y mentor, valedor de su hija la ministrable ¡pero ya! y que los socialistas aúpen a Roberto García como líder del PSOE murciano, la única y mejor solución al socialismo en nuestra región. Oye, que sí, que ya no estamos para más 'tovaradas', oiga..