Quisiera creer que todos tenemos un gran corazón, lleno de sentimientos y afectos positivos. Un corazón que sabe renunciar a la codicia, a la envidia, al poder, al resentimiento, a la discordia, a la indiferencia€ Que nos abre los puños para que nuestras manos aprendan a amar, a acariciar, a compartir y a abrazar. Un corazón llamado a transmitir ternura y recibirla. Quisiera creer en la política como un servicio al bien común desde la honradez, la sinceridad y la transparencia. Quisiera creer que al final los políticos honrados prevalecerán sobre los corruptos y que la gente buena tome las riendas de la sociedad en detrimento de los malvados.