Soy una firme defensora de los servicios públicos y considero que no sólo hay que mantenerlos, sino luchar para que la mano larga de la privatización del gobierno de turno no los toque. Pero en este caso, mis principios se empiezan a tambalear. Les resumo. Me envían un paquete a través de Correos desde un país no comunitario. Lo retienen en aduanas. Para recibirlo, tengo que entrar en la web de Adt Postales porque nada se puede hacer en persona, salvo que vivas en Madrid y vayas a Aduanas del aeropuerto de Barajas. Tras hacer una declaración jurada con el contenido del paquete y su valor, tienes que remitirlo vía web. Luego, recibir una carta de pago y abonar en un banco la cantidad de impuestos que ellos consideren oportuna. Una vez pagado, envían a tu oficina de Correos el paquete. Todo en 15 días. Pero ¿y si se trata de un regalo y tú no sabes el contenido? O lo preguntas o el paquete vuelve a su destino. No sé a qué ilustre cabeza pensante se le ha ocurrido este sistema, pero hace aguas por todas partes. ¿Quién va a utilizar este servicio de nuevo?

Yo no.