Llevo años, y cuando quiero decir años, digo años, asistiendo, desde donde me toca en cada momento, viendo los Encierros de San Fermín. Quienes me conocen saben que no falto a la cita y quienes no me conocen tan bien, se quedan un poco extrañados al conocer esta afición mía. ¡Qué le vamos a hacer! Los veo porque aprecio cualquier pincelada de cultura de mi país y también porque soy respetuosa casi con todo lo que es importante para los demás y no resta libertad a otros. Además, esta expresión cultural-festiva, no me negarán que no representa la imagen de una de esas facetas ´indescriptibles´ del ser humano. Por un lado los mozos veteranos y los novatos; por otro lado, los toros y el público, y por otro, los sanitarios, la Policía y los periodistas, estos últimos contando caídas, cornadas y contusiones. ¡Ay, pobre de mí!