A todos pareció escandalizar, y seguramente con razón, el que algunos medios de comunicación dedicaran más tiempo a hablar de las rastas y de la forma de vestir de algunos diputados de Podemos, en el acto de composición del Parlamento, que al discurso que pronuncio Patxi López, en su calidad de presidente del mismo. Incluso en determinados programas de televisión se repetían una y otra vez las declaraciones de la diputada del PP Celia Villalobos sobre lo de los piojos que podían albergar las mencionadas rastas, que ya sabemos como es ella cuando hace declaraciones; e incluso a los que se mostraron en contra de la presencia de Diego, el niño de Bescansa en el Parlamento, se les tacho de machistas, y no se cuantas cosas más. Que digo yo qué tendrá que ver una cosa con otra. Pero miren por donde, esos mismos medios han pasado como de puntillas por una de las ultimas de Pablo Iglesias „vendrán muchas más, seguro„ cuando en la rueda de prensa que ofreció para presentar pomposamente su Gobierno „no el de Pedro Sánchez, el suyo, que hay que se prepotente y soberbio„ intentó poner en evidencia a una periodista „le había hecho una pregunta incomoda para él„, antes de constarle, con eso tan reaccionario de «qué abrigo de piel tan bonito lleva», entre las risas de sus futuros ministros. Era una manera de decir: la pregunta es esa porque ella lleva ese abrigo, una conclusión intelectualmente muy pobre. Es como si nosotros pensáramos que ir a la entrevista con el rey vestido de camarero de chiringuito de playa da la dimensión de lo que es él como persona, porque me parece que supone confundir las churras con las merinas, a lo que él tanto acostumbra.

Ir correctamente vestido a una entrevista con el Jefe del Estado „fíjense que no digo el rey, para no molestar„ es simplemente una muestra de educación, porque incluso cuando unos amigos nos invitan a su casa procuramos vestirnos adecuadamente. Pues no, no oí decir que no había estado muy acertado, y es que ahora todos queremos ser muy modernos. Y a mí, qué quieren que les diga, no me parece moderno intentar amedrentar a una periodista, Ana Romero, porque ésta luzca un abrigo de piel. A mí, me parece simplemente sectario porque dio muestras de calificar a la gente por su vestimenta. No pudo rebatir la pregunta de la periodista, pero sí se dedicó a intentar ponerla en evidencia con su afirmación. Y es preocupante esa sensación de autoridad moral de la que hace gala en todo momento, como de salvapatrias, de estar por encima del bien y del mal. Se permite, en el colmo de la prepotencia, salir de su entrevista con el rey dándole hecho el Gobierno a quien se supone que ha de ser su socio para, fanfarronamente, decir eso de que Sánchez debería dar gracias a Dios „lo de Dios lo digo yo„ por contar con la ayuda inestimable de Podemos y, al parecer, de sus ministros, que aparecían con Iglesias para dar más fuerza a la puesta en escena, algo que dominan totalmente, y lo saben.

Ante tanta desmesura, sólo podemos pensar que el señor Iglesias quiere nuevas elecciones, en las que espera dar el sorpasso a PSOE, y para nada quiere esta alianza que, visto lo visto, solo podría dar disgustos a Pedro Sánchez, quien no puede aceptalar. No debe hacerlo, de ninguna de las maneras por esta manera de proceder del que se supone su socio, pero sólo se muestra como su peor enemigo. No se puede ir de la mano de quien insulta y agrede verbalmente.

Y a todo esto, los medios extranjeros, que siguen este sube y baja con interés, no acaban de entender „nosotros tampoco„ que un presidente en funciones puede rechazar la propuesta del Jefe del Estado de formar Gobierno por puro tacticismo y sin importarle la imagen que se da de un político que muestra su miedo a presentarse a una investidura, obviando en qué lugar deja al rey con su negativa.