Conocí a Pedro Sánchez cuando visitó Cartagena. Me lo presentó mi Ana Belén Castejón, en las Puertas de Murcia. Fue encantador, sonriente, amable, simpático... Ante tal impresión le dije que, si seguía así, apostaba que sería presidente del Gobierno. Y así debía haber sido, pero no parece que lo vaya a ser.

Pedro, al que apodan el guapo con razón, es un político que reúne a priori todos los requisitos para ostentar el título de candidato a la Moncloa, por lo que no puede considerarse que el PSOE se equivocara al elegirlo. Pero las cosas, por culpa suya o de los que le aconsejan, no van bien y puedo perder mi apuesta? Pedro está diciendo una barbaridad detrás de otra, agravadas por la forma de decirlas. Son, a todas luces, quimeras para dorarles las orejas a los suyos, porque no podrá cumplirlas, y si lo hace, apaga y vámonos? aunque no tengamos adonde ir. Para alcanzar el Gobierno, tanto PSOE como PP, además de los votos viscerales de cada uno de los partidos, hacen falta los de quienes no son de uno ni de otro, los denominados de centro o indecisos.

Que Pedro vaya diciendo que va a derogar todo lo que ha hecho el PP, volviendo a llevar el país a donde estaba con ZP ¡es muy fuerte! No sé quienes asesoran a este hombre, pero debería despedirlos esta misma semana para intentar enmendar el camino que le lleva hacia el cadalso político.

Si Pedro ya tiene seguros los votos de sus acólitos socialistas, esos que, haga lo que haga, le van a votar igual, debería mandar un mensaje serio y tranquilizador a los moderados de centro, eso sí, sin gritar? que se pasa tres pueblos. A los votantes de centro se les gana con moderación, serenidad y buenas intenciones (fíjense en el cuco de Albert_o Rivera). Por ejemplo, Pedro debiera reconocer que la reforma laboral era y sigue siendo necesaria, porque sin ella el país irá a peor, y podría prometer retocarla para mejorar su eficacia en los mercados. Pero decir que el problema del desempleo es la reforma en sí y que la va a quitar de plano, por el montante de la indemnización, como si el hecho de abaratar los despidos fuera la causa del desempleo, es pretender tomar por tontos a los electores. La demagogia y el oportunismo tienen las patas muy cortas. El desempleo se genera, principalmente, por falta de demanda y/o consumo; ningún empresario contrata a trabajadores porque el despido sea gratis, sino porque le aumenta la actividad productiva o comercial. Esa es la realidad, y no otra. Ningún empresario contrata pensando en despedir, sino todo lo contrario: pensando en contratar más para seguir creciendo.

Así la mayoría de cosas que dice sobre educación, sanidad, infraestructuras... aunque en algunas tenga más razón que un santo, es entendible que Pedro dance para los suyos, pero es que solo con los suyos no gana y si encima están medio peleados por todas partes, tinto y en botella. En estos momentos hay más socialistas que quieren que pierda la corriente de Pedro el guapo a que gane.

Por cierto ¿quién le ha aconsejado sacar del geriátrico político a González, Rubalcaba y ZP? Si lo que buscan es que Pedro no llegue a la Moncloa y este servidor pierda su apuesta, hacerlo mejor es imposible.