Ya conocen la famosa frase que el genial Di Stefano espetó a su portero, cuando entrenaba al Valencia: «No te pido que atajes las que vayan dentro, pero por lo menos no te metas los balones que vayan fuera». Supongo que algo parecido debió pensar el presidente de la Croem, José María Albarracín, cuando confirmó la tendencia que tiene desde hace años -excepto 2012- el Gobierno central a invertir muchísimo menos de lo que aparece en los Presupuestos Generales del Estado asignados a la Región de Murcia con lo que los millones que no usa, se pierden para siempre o se adjudican para el siguiente ejercicio, aunque en la mayoría de los casos siguen yéndose por el desagüe (los gobernantes, más dados a los eufemismos, dicen que «se deslizan» a fechas futuras). «No nos mandes más dinero del prometido -podría decirle Albarracín al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy-, pero el que nos anuncies en los Presupuestos Generales del Estado, gástalo». El Ejecutivo nacional del Partido Popular (no creo que la Junta Electoral nos vaya a decir nada por utilizar estos datos en plena campaña) anunció 295 millones para la Región en este ejercicio, de lo cuales solo han llegado 106 (parece poco probable que al Gobierno le dé tiempo a gastar 189 millones en las escasas tres semanas que quedan de año), con lo que el negocio para los murcianos no es muy rentable. Tradicionalmente, la relación de los gobernantes de Madrid -tanto populares como socialistas- con nuestra Región no ha sido especialmente justa.

Y como muestra, un botón de números irrefutables publicados a principios de mes, a partir de un estudio del Consejo Económico y Social (CES) realizado por un equipo investigador de la Universidad de Murcia: la Región ha perdido 1.400 millones en 12 años con el reparto de la financiación autonómica y, para mayor agravio, somos, junto con los valencianos, los españoles que vamos en el vagón de cola en el listado de la adjudicación de fondos nacionales.

Soy consciente de que Albarracín valora y aplaude el infatigable trabajo que Pedro Antonio Sánchez ha desarrollado en Madrid ante los distintos ministerios y ante la presidencia, porque es el camino para conseguir más peso en el centro de toma de decisiones. Pero las cuentas de la Comunidad, el déficit, la deuda evidencian que tenemos un grave problema económico que nos va a costar años de esfuerzos aún mayores de los realizados y para cuya resolución debemos esperar poco del Gobierno central. Tal vez Madrid no debería mandarnos más dinero, ni siquiera compensar en parte los 1.400 millones de deuda histórica, pero al menos deberían gastar las partidas que prometen cada año como si fuera un regalo en vez de un derecho de los murcianos.