La Ley 42/2005, de 5 de octubre que reforma la Ley de Enjuiciamiento Civil, fija para el 1 de enero del próximo año la fecha a partir de la cual la presentación de los escritos y documentos, así como la realización de los actos de comunicación procesal entre juzgados, fiscalías, abogados y procuradores, se van a realizar telepáticamente. Perdón, telemáticamente. Este es el final de la primera fase del denominado Expediente Judicial Electrónico.

La Región de Murcia, pionera en muchas cosas en materia de Justicia, como la Oficina Judicial (alguien que lea este artículo estará pensando que más vale que no hubiésemos sido tan pioneros), las subastas judiciales on line (esto sí que funciona bien, e incluso, merecieron un premio nacional), etc., ya está dando cursos acelerados a los letrados/as de la administración de Justicia y a los funcionarios de la misma (supongo como en el resto de España) acerca de cómo van a empezar a funcionar estas novedosas comunicaciones vía telemática.

Esto es, adiós a los papeles. Ya va a ser casi todo a través de la pantalla del ordenador. Es una pena que ya no volvamos a ver pasar por los pasillos de este viejo, pero histórico, aunque no tanto como el Palacio del Almudí (que, por cierto, aún no entiendo cómo no es la sede del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad), Palacio de Justicia, a los carros estilo grandes almacenes, cargados de procedimientos de un lado para otro, con sus carpetas, archivos y cajas amontonadas camino de uno u otro despacho.

A partir de San Manuel del año venidero, lo que probablemente tengamos que ver por este Palacio sean carros con gafas de colores y cristales de todo tipo y condición para poder leer sin correr peligro visual y, por tanto, respetando la normativa vigente acerca de los riesgos laborales, los papeles en el ordenador. Por lo que los que tenemos más operaciones de retina, con sus correspondientes rayos láser, que trabajo tienen Benedicto XVI, Juan Carlos I, o Del Bosque, todos juntos, y encima tratan de jubilarme a los 72 años, me pido unas gafas de esas tridimensionales para leer todo lo que tenga que resolver vía providencia, auto o sentencia. A lo mejor hasta me ponen esas gafas todas esas resoluciones por sí solas.

Y así sería simplemente la bouche de la loi, como diría Montesquieu. Cosa que, por otra parte, no estaría mal si a Cataluña se refiere, que no es poco y que es mucho a la vez, pues todo lo demás son ganas de marear esa perdiz que se llama 3% honorablemente defraudado a las arcas de todos€ todos.

Claro que todo esto que está siendo preconizado por el Consejo General del Poder Judicial con la finalidad de estructurar la demanda de modo que sea única en todo el territorio nacional, y que los documentos aportados estén clasificados para una gestión clara y eficaz por el juez, lo mismo se queda en agua de borraja si es que Ciudadanos gana las elecciones, y aunque no gane, que eso da igual para gobernar en este país a partir del año próximo, pues entre sus propuestas está suprimir aquel Consejo y que realice sus funciones el presidente del Tribunal Supremo con dos adjuntos. Lo que no es ningún disparate, aunque las asociaciones judiciales han puesto el grito en el cielo. Seguro que no será por eso de las barbas, pelar y remojar.