Sucede, sobre todo, al publicar los resultados deportivos en competiciones que no son el fútbol donde los equipos, además de su nombre ´propio´, añaden el correspondiente a su sponsor publicitario. Tras indicar el resultado con su nombre ´deportivo´ después, en la clasificación, se hace figurar el del sponsor y con ello producir el desconcierto del lector aficionado para identificar ´quién es quién´. Es el caso del básquet, fútbol sala y balonmano, entre otros. Ahora, y fuera de este ámbito, nos encontramos con el asunto islámico de marras en el que se escribe sobre EI para, sin mediar solución de continuidad alguna, pasar a ISIS y terminar con Daesh. Ejemplo claro de falta de uniformidad para denominar a esa facción terrorista de modo entendible por el gran público, entre el que me encuentro.