Como no sabían que era imposible, lo hicieron

Autor desconocido

En todos los ámbitos de la vidadeporte, cultura, ciencia, economía? hay quienes ponen todo el esfuerzo por conseguirlo sus objetivos, a sabiendas de las dificultades y sacrificio que supone. Nada se ve como imposible con esfuerzo, generosidad, unión, ilusión, esperanza, superando los retrocesos y los fracasos. Todo es posible, y la palabra imposible no aparece. En cambio, cuando decimos que hay que transformar este mundo, globalizar la justicia, la libertad, la solidaridad, el encuentro entre los pueblos, el respeto al medio ambiente, cuando planteamos la política desde la honestidad, la honradez, el servicio a la ciudadanía, la defensa de la gente frente a la avaricia, la codicia y la arrogancia financiera y económica, aparece la palabra imposible: ¿para qué luchar? ¿para qué movilizarnos si al final no vamos a conseguir nada?

¿Por qué asociamos la justicia social a lo imposible? La cuestión crucial para nuestro mundo se plantea entre lo posible y lo imposible, el sí se puede y el no se puede. Ejemplo: en España, uno de cada tres niños no tiene lo necesario para comer y desarrollarse, ¿Es posible que todos los niños puedan tener una alimentación adecuada o es imposible? ¿Se puede conseguir esto o no se puede? Recuerdo la experiencia de una maestro que vio que un niño, en el recreo, cogió de la papelera dos bocadillos, comidos en parte; uno se los guardó y el otro se lo empezó a comer; preguntado por el maestro, el niño le dijo que tenía mucha hambre y que el bocadillo que se había guardado era para su hermana. ¿Es posible conseguir que los niños no tengan que coger los bocadillos medio comidos de las papeleras?

Posiblemente, diremos que sí se puede. ¿Qué hay que hacer para que otro mundo posible y necesario se abra paso en nuestra sociedad? Deberíamos empezar por nosotros mismos y creer que ese mundo posible y necesario es factible; de hecho, desde hace algunos años, somos la primera generación que puede erradicar el hambre en el mundo porque hay medios económicos, técnicos y productivos para ello ¿Qué hace falta para lograrlo? Voluntad política de los Gobiernos y de los organismos internacionales. Depende de una decisión que sigan muriendo unas 100.000 personal al día de hambre o dejen de hacerlo.

Para los capitalistas todo es posible, por eso llevan trabajando muchos años en nla construcción de un mundo donde la desigualdades sociales aumenten, de tal manera que el 1% acapare el 99% de la riqueza; un mundo donde no exista el trabajo digno, sino el paro, el trabajo precario y sin condiciones laborales dignas, donde la sanidad, la educación las pensiones, los servicios públicos se conviertan en ámbitos de negocio. Para que su mundo sea posible, como lo están consiguiendo, inventaron la palabra imposible y la instalaron en nuestros pensamientos y sentimientos, de tal manera que aceptemos que no se puede construir un mundo más justo, ecológico y humano, de tal manera que nosotros mismos propaguemos esta idea. De hecho se escucha a mucha buena gente, con ideales de justicia y libertad, que ha participado en algunas movilizaciones, decir con resignación que no se puede hacer nada e intentar convencer al otro de que no merece la pena luchar.

Los capitalistas, los neoliberales tienen esta estrategia y también la de que las movilizaciones no sirvan para nada obligando a los Gobiernos a políticas de empobrecimiento. de la población sin ceder a las manifestaciones. Eso es lo que está ocurriendo entre el gobierno griego y la Troika; es la lucha entre lo posible y lo imposible. El Gobierno griego lucha por otro tipo de economía que no suponga sacrificar a los griegos en aras de los intereses bancarios alemanes, y la Troika quiere mostrar que es imposible evitar eso. Espero que gane Grecia; su resistencia es digna.

Ese mundo es posible siempre y cuando lo queramos de verdad, cuando seamos capaces de dar sentido a nuestra existencia desde la coherencia y la integridad, cuando seamos capaces de resistir, de conectar nuestras luchas con el cariño a la gente, a todo, sin despreciar a nadie. Ese mundo será posible si miles de personas, desde las instituciones y la calle, decimos con nuestros mensajes y nuestra vida que queremos una humanidad de todos y para todos, desterrando de nuestra mente y corazón la palabra imposible.