Cuando leo «un estudio concluye que€» tiemblo. Como Jorge Guillén cuando escuchaba la palabra ´patria´ porque detrás siempre viene otra, ´sangre´. Detrás de las conclusiones de un estudio hay expertos pero, sobre todo, intención. El penúltimo estudio que circula es uno que concluye que «ninguna línea española del AVE es rentable». Los autores son investigadores de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) la cual tiene como patrocinadores a empresas serias y respetables: la Fundación Ramón Areces, la Caixa, el BBVA, la fundación ACS, el Banco Sabadell o Abertis, entre otras. Como siempre, la pregunta es por qué se formula la pregunta, es decir, ¿por qué una infraestructura de transporte público tiene que ser rentable? ¿Tienen que serlo de la misma forma que algunos pretenden que también sean rentables la sanidad y la educación públicas? Si es así, ya sabemos qué viene detrás de la palabra estudio: privatización.

No sé qué pensará el presidente de la constructora ACS, presidente al mismo tiempo del Real Madrid, Florentino Pérez, sobre la rentabilidad del AVE. De lo que estoy seguro es de que está muy contento de haber hecho obras para esa infraestructura de transporte público, recientemente en Euskadi. En épocas que parecen remotas en las que la palabra crisis no existía, nadie hablaba de rentabilidad respecto al AVE, y menos de despilfarro. Ni políticos ni empresarios: todos pedían que la alta velocidad llegara a la puerta de su casa, una exageración, desde luego. A los estudiosos de Fedea no les llega con la cohesión social y territorial, con la demanda inducida, con la competitividad internacional de las empresas españolas que han participado en la construcción del AVE. Ahora, tampoco les parece bien que los aeropuertos españoles funcionen en red porque impide la competencia ¿la de quién con quién? ¿la del aeropuerto de la isla de El Hierro con el de Bilbao, por ejemplo?

Vendrán otros estudios. Habrá uno que seguro dice que las carreteras canarias, la de la Aldea, el cierre del anillo insular de Tenerife y la circunvalación de Las Palmas de Gran Canaria, tampoco son rentables. Y así, la ministra Pastor tendrá todos los pretextos para no invertir en Canarias lo que a sus ciudadanos les corresponde de derecho, no de privilegio ni de regalo. Como le gusta decir a una amiga mía, las infraestructuras tienen ideología, I tant! que diría un catalán.